Toros en Burgos
¿es Burgos Castilla y León?. Sí y no. Digamos que Burgos pasa por Castilla y León para enhebrarse en la historia, y que Castilla y León pasa por Burgos buscando la vista húmeda de Cantabria (antes Santander) y el paisaje verde de Euskadi (antes otras cosas) para soñar frescuras.
Eso es Burgos, una zona intermediaria, o una especie de “free shop” camino hacia algún sitio, o tal vez fundamentalmente camino. Camino como lo fue su mito y hoy enseña de la población burgalesa: “… al destierro con doce de los suyos, – polvo, sudor y hierro – el Cid cabalga… “. Camino de búsquedas, encuentros y aprendizajes en la vía que le lleva y le trae a y desde Santiago. Camino de verticalidades hacia el misticismo o a las profundidades de la música sacra en su recinto de Silos, y tanto y tanto camino que aquí no caben describirlos, aunque siempre Burgos es un camino seguro para gozar del yantar de un buen lechazo y una buena morcilla (en sublime rivalidad con sus provincias vecinas).
Y en todo caso Burgos es y será siempre un lujo gótico para Castilla y León, que gusta más de goces espirituales que de bienes terrenales del Poder, al que ha tenido a bien tomar y luego dejar escapar entre las manos muchas veces a lo largo de la Historia
De su mundo en torno al toro tenemos menos referencias, empezando por su coso taurino al que no puedo evitar lanzar un lamento: . – ¡Ay Burgos! Con una plaza destinada a la demolición, hoy convertida en Coliseum Multiusos para su supervivencia; con una Feria de San Pedro donde las figuras iniciaban su anual recorrido norteño, una plaza en cuya arena sangraron los Tinín, que vió y vivió como ninguna el retorno último de Antoñete y sus clases magistrales de lidia, la que sostuvo el rito doctorado de Morante, y que vive ahora del embrujo de Morenito de Aranda.
Un Burgos fijado aún al recuerdo y la nostalgia del Rafael PEDROSA que compartió con León por hacer en esas tierras su aprendizaje juvenil de los años 50. La memoria habla de él como portador de un toreo valiente y sobre todo artista, creador de lances vistosos y difíciles (como el farol invertido que lleva su firma o la “pedrosina”); torero que llegó a alternar en la década de los 60 con la pléyade de toreros magníficos que emergieron con fuerza increíble en esa época áurea del toreo; se retiró prematuramente para revivir en el otoño de su vida y hasta su reciente muerte como maestro enseñante de un toreo ortodoxo y clasicista a futuros diestros.
Afición que también soñó la promesa de Luis Miguel Calvo terminada artificialmente en “Juncal” antes de deslizarse a otra categoría. ¿no vas a encontrar alguien que cambie tu destino de muerte?.
Aranda de Duero: mitad hijo mitad rival de la Capital, ciudad que se toma el destino entre sus manos y se desliza en desarrollos internacionales. Mirando ese río que guarda en su imaginería sueños de océano navegable, Aranda se convierte en caudillo rompedor de fronteras con los productos de la tierra (vino de la Ribera del Duero que aquí se hace vergonzosamente subterráneo para sentirse más hechizante, y Lechazo asado al ritmo lento de rezo de monjes; ayer yantar medieval y hoy buscado como reliquia de adoración universal). Villa que desde sí misma, desde su plano urbano primario y modélico, exporta su cartografía a las ciudades de mundos no nacidos. Polo de desarrollo industrial y turístico, centro de festivales, certámenes y congresos de posibilidades de expresión humana. Esa es Aranda, modelo de lo que Castilla y León hubieran podido ser si no se hubieran quedado engolfadas en su historia o dormidas en la resaca de la borrachera imperialista. .
De esa Aranda de Duero pujante viene para hacer Historia Grande en Tauromaquia de Castilla y León, en el nombre y el hombre de JESÚS MARTÍNEZ BARRIOS, “Morenito de Aranda”.
Morenito parece caminar ahora lento pero seguro. Desde su debut como novillero en 2002 en Medina del Campo y luego su alternativa en Valladolid en 2005, nos trae con su toreo el gusto exquisito de los productos de la tierra que pregona, un toreo que combina el buen sabor con el respeto a las ortodoxias. Toreo de cargar la suerte, de mano baja y remate atrás, de distancias no ventajistas, de sentimiento lánguido en sus lances. No suele tener suerte a espadas.
Buscó orejas por nuestro territorio, y cuando aquí el campo se agostó estéril a los nuevos valores, siguió el discurrir onírico-oceánico de su río y llevó a las Américas su hoja de Ruta, siguiendo el mismo camino que los planos que su ciudad que un día exportó como modelo urbanístico de las futuras ciudades de Indias. Allá creció en experiencia, sabiduría y conocimientos. Buen bagaje para una cabeza que soñaba cantes de “ida y vuelta” para entrar en las listas de los principales que se le resistían.
Cuando Madrid le ofreció un cartel no dudó en presentarse frente a lo que y cobn los dones que él tenía que no eran pocos: Su buen gusto, en el que se nota la mano buena de su mentor en lides taurinas Ortega Cano; la supervisión acompañante inestimable del subalterno Luis Carlos Aranda, sangre y dinastía de rehileteros; y unos grados de valentía y de poder que no se le presumían. Así fueron cayendo las orejas en el coso madrileño, trofeos desprendidos del buen sabor que dejó la lidia de aquél cinqueño salpicado del Ventorrillo.
En mayo de 2015, hace por fin una Puerta Grande en las Ventas en una tarde maldita de toreros al hule. Tarde disfrazada de fiestas goyescas esperando un tranquilo divertimento, pero tarde salpicada de sangres de hombres. Jesús quedó como único torero en plaza – con sus dos compañeros: Ángel Teruel Jr. y Alberto López Simón en la enfermería – para arrancar las dos orejas a aquél “montealto” castaño después de una brega poderosa y artista.
No cabe duda que desde ese día Morenito ya es torero de cartel en Madrid, su “máster” está cumplido con creces. Su radio de acción ha de ampliarse más allá de los ruedos habituales de la autonomía. Es torero de Ferias de Primera, torero tanto de toros comerciales donde brilla su sentimiento como toreros de toros de gañafón buscadores de pechos o de femorales donde él burla con su valor y su conocimiento.
Morenito: La tauromaquia de Castilla y León de espera entre los grandes.