Reconozco que me ha sorprendido la noticia a pesar de esta niebla antitaurina mediática, permanente y meona que intenta dirigir cada día nuestros pensamientos y emociones al campo que a ciertos intereses minoritarios le interesan.
A través de un periódico de tirada nacional (El Mundo) se ha hecho pública la intención del Ayuntamiento de Palma de Mallorca (Psoe + versiones localistas de Podemos + Separatistas catalanes + Independentistas de nuevas ínsulas baratarias, una especie de Izquierda Siniestra a la que llaman el PACTE), de “acabar con las corridas de toros” en todo el ámbito de las islas Baleares, a expensas de una transformación de los modos actuales a lo que ellos denominan “Toreo a lo balear”. (A modo de resumen se torearían 3 toros cada tarde, de las ganaderías más próximas a los cosos, no se excedería nunca de 10 minutos la presencia del toro en la plaza, y estarían absolutamente prohibidos el uso de cualquier instrumento hiriente: banderillas, picas, rejoneos y por supuesto estoques de matar. Los toreros serían sometidos a un control antidoping para asegurarse no “jugar al toro” en estado de excepción o enajenación mental”, no dejarán entrar a menores de 18 años y las multas que anuncian el no cumplimiento de estas normas – por supuesto ignorando la sentencia del TC respeto a la no prohibición de estos festejos – provocarían un respingo a cualquiera de los invitados multimillonarios que con su estancia y visitas hacen famoso su territorio. (En la noticia no se añade que el toro sea desprovisto de sus cuernos ni que el torero si por azar de su trabajo causara fatiga al animal, sufrirá castigos físicos hasta igualar el mal estado del animal, pero se espera que la propuesta se complete en esta dirección).
Desde luego no es la noticia en sí de la prohibición, que ya menudea y aburre como rito obligado en los plenos municipales que quieran colgarse el marchamo de “progre”, ni siquiera la celeridad con la que han decidido ponerlo en marcha a base de no dar autorización para la celebración de las mismas si no se cumplen unas condiciones socio-sanitarias en los recintos donde se llevan a cabo estos festejos prácticamente incompatibles con la economía de las empresas encargadas de su organización. Ni se engañan ni nos engañan, saben y sabemos que apoyándose en estos condicionamientos, su intencionalidad no es una mejor regulación de las corridas de toros si no un impedimento a su realización.
Lo que realmente me asombra es el anuncio de las dos a actuaciones que como método utilizarán para su eliminación: el Extrañamiento y el Desentrañamiento, de los que solo he encontrado semejanza en alguna de las torturas atribuidas a la Inquisición o en ciertos rituales de castigo al enemigo que realizan ciertas tribus primitivas.
Ignoro si estos procedimientos torturantes constituyen materia de Delito en nuestro Código Penal, soy absolutamente ignorante de caminos jurídicos, pero sí que entran en lo que psicopatológicamente se denominan perversiones, ligadas al sadismo y alta probabilidad en personalidades psicopáticas.
El Extrañamiento, método aún utilizado para desviar o desnaturalizar la esencia de las cosas, consiste en sacar a una actividad o función de su lugar de desarrollo y trasladarlo a otro lugar o función distintos y foráneos con la esperanza de su desaparición. Así tratan la Fiesta de los toros, “nuestra fiesta”, la Fiesta de España, cuna y crianza donde se ha desarrollado, enriquecido y evolucionado hasta Cultura de Tauromaquia los viejos juegos micénicos de toros, de transformarla ahora en unos “toros a lo balear”, mezcla extraña de “toros a la portuguesa” y de “toros de California”, toros sin muerte, toreros sin riesgo, regresión de la fiesta taurina a la antigua forma de celebración como juego circense y espectáculo atlético.
El invento no es nuevo ni ha dejado de utilizarse. No hace muchos años en España se utilizaba para ciertos “desviacionismos” políticos del pensamiento único. Un porcentaje elevado de nuestros políticos, – de aquellos que luego lograron la Transición o no llegaron a ella -, hubieron de conocer largos tiempos las tierras canarias, hacer ”Erasmus” prolongados sin subvencionar o pasearse – hasta morirse – por la América latina. Nuestros políticos actuales lo deben de valorar (ponerlo en valor se dice ahora) como procedimiento útil para la “limpieza idelológica”.
La otra alternativa complementaria: el Desentrañamiento, relativamente frecuente en la Inquisición y utilizado como tortura al enemigo por ciertas tribus primitivas. Trata como su nombre indica de mantener a sujeto vivo mientras le van mutilando, eviscerando o extirpando partes no vitales hasta su muerte final. ¿cruel no?.
Piensen en esta fiesta de los “Toros a lo balear” que nos prometen. Le quitan o le cambian la españolidad de su origen, la bravura del toro crudo en zonas específicas y por especialistas en su crianza, (ya me dirán Uds. Donde encuentran ganaderías fiables en Mallorca), la emoción del riesgo “a muerte” que tiene todo encuentro entre el hombre y el toro bravo, el dominio con arte (eso es la esencia del toreo) hasta el sometimiento del enemigo; hagan desaparecer la incertidumbre y la pasión … así ¿cuánto tiempo creen Uds. Que le puede durar a la Fiesta?
Esto es lo que me ha sorprendido de la noticia, el Ensañamiento (esa orfebrería del odio) con que se acomete el ataque a nuestra Fiesta Brava. Es muy fácil ver en este procedimiento la proyección que hacen estos anti-taurinos de lo que justamente critican a la Fiesta, le acusan de un sadismo que ellos no reconocen en sí mismos pero que ejecutan en sus actuaciones con toda impunidad.
Lo que sí me ha permitido ver este acontecimiento – con mayor claridad aún si cabe- son las líneas centrales que maneja vuestra “filosofía comportamental”.
- La Actuación, como sustituto de una Ideología personal o propia
- La Prohibición de lo existente , como método de ejercicio de Poder
- La apropiación de la palabra “Izquierda” y con ella la atribución de todos los bienes de este mundo, desde la invención de la rueda, los antibióticos, el pescado “al sushi” o las obras de Shakespeare y Cervantes, o el madrigal de Gutierre de Cetina.
- El uso de consignas, ni siquiera nuevas, de aplicación grupal, incitadoras de conductas callejeras, culpabilizadoras de algo o de alguien, y que bajo su signo os permitís la ejecución despiadada de cualquier felonía, a la que luego tenéis que envolverla en un “logismo tragable” que os alivie de responsabilidad culposa: así nacen la post-verdad, la justicia popular, el derecho histórico,.. todas necesitan de ese adjetivo que quiera hacer pasar por noble lo bastardo. Y añadís, para rematar la acción, la palabra “Democracia” que todo lo cubre sin distinguir ésta de una Asamblea popular o de un capricho tiránico de minoría bolchevique.
A pesar de ese discurso vuestro he hecho el esfuerzo de entenderos, de añadir ese “por qué” que no veo ni leo en vosotros. Lo he intentado sobre todo por mí, porque no lo puedo negar, el odio me asusta, me duele, y me da miedo. A ese esfuerzo de entendimiento no me mueve ninguna empatía, solo un poco de curiosidad y el deseo de modular y aminorar la animosidad que me provoca vuestro comportamiento, nunca una justificación. Hay una base que no me puedo saltar: no podré aceptar jamás una conducta que conlleve lleva la muerte de una creación humana, no la puedo aceptar porque eso no es nunca reversible.
Y aunque os supongo hijos de una crisis social en la que el grupo familiar ha desaparecido como sistema de monitorización del crecimiento, y las circunstancias os hayan impedido disfrutar de figuras con suficiente grado de ilusión, constancia y cercanía necesarias para facilitar identificaciones (padres ausentes de función paterna por crisis de autoridad, madres ocupadas en reivindicar estatus sociales e independencias, maestros convertidos en cuidadores de bullas despojados del prestigio que requiere una idealización), etc., no entráis en el grupo de “pobres dolientes de carencias y desamparos infantiles”. No, no entráis en ese colectivo digno de reparación. Porque a mi entender, sí que tenéis identificaciones imitativas a los personajes que os han acompañado a lo largo de vuestra infancia y adolescencia. Son esos héroes del cómic de los juegos asesinos de la play-station o de las películas extra impregnados de esa violencia plana y masiva, que se ejerce sin motivo, sin intención y sin efectos de duelo, en la que solo el gusto de la aniquilación con saña del otro (ni siquiera se plantea que sea enemigo sino solamente contratiempo), parece fuente de goce y de deseo. Héroes no siempre antropomorfos pero que tienen en común la capacidad de destrucción de lo que les rodea sin otro argumento que la descarga mortal o violenta.
Esa es vuestra base existencial, ¡pobre bagaje para una cultura que creéis revolucionaria y que solo es una aniquilación de lo existente! Niños ensayando su habilidad rompedora. La Destructividad como ideología.
¿entendéis por qué os tengo miedo? Miedo a vuestra ignorancia y al sin sentido de vuestro goce, miedo a esta “locura conductual” que os ha atrapado. Porque ahora sé que la Tauromaquia no os importa como tal, sino como objetivo logístico a destruir, incluso como laboratorio de ensayo sonde probar vuestra capacidad mortífera y de ensañamiento. Seguramente vais a poder con ella, para luego dar el salto a otra organización que puede ser valiosa para otros. Ahora ya le toca al turno al turismo, y probablemente lo alejaréis de nuestro territorio. No sé si tenéis tiempo para la memoria o para el estudio, pero hace 40-50 años el Líbano, era un Paraíso para el mundo occidental. ¿Véis en qué se ha convertido ahora? Eso mismo podéis conseguir en el otro extremo del Mediterráneo que es España. ¿Lo entendéis?
Y lamento no ser Ortega y Gasset para escribir sobre vosotros una obra cuyo título pudiera ser; “La Rebelión de las Ratas”.