Comenzaremos por describir lo que es para el Diccionario de la lengua Española: Fijar el Encuadre, como la consecuencia derivada de: “Establecer el conjunto de normas que regirán las distintas reuniones del proceso de mediación entre dos o varios conjuntos”.
No quisiéramos aquí hacer una revisión del Concepto de Encuadre a lo largo de la historia del psicoanálisis desde su intento de Formulación por Freud en “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” (1912), pero sí subrayar algunas ideas al respecto para luego tener una referencia a la hora de discutir nuestro trabajo.
En la “Iniciación al tratamiento psicoanalítico” (1913) habla de “Reglas y Juego” para poder llevar a cabo la cura psicoanalítica:
a).- La Regla de la Asociación Libre como único medio de acceso al inconsciente, que tiene como contrapartida el Juego de la Atención Flotante por parte del terapeuta.(juego de ambos inconscientes)
b).- La Regla de la Abstinencia, (no dar ninguna satisfacción al paciente incluyendo las sexuales), pero que sin embargo lleva implícito “el juego” de proporcionar algún tipo de conocimiento o verdad para facilitar que el aparato Psíquico se desarrolle
y c).- La Regla de la Reserva analítica que va más allá de la confidencialidad exquisita del secreto profesional, pues marca el rol del analista en este juego: (el analista refleja y proyecta lo que el analizado ha puesto en él, no otra cosa – idea del espejo plano de Freud, o del objeto-plastilina de los autores ingleses), que limita nuestras intervenciones al mundo de la realidad psíquica o interna del paciente y al material proporcionado por él.
Es para cumplir estas Reglas y Juegos por lo que él introduce en forma de hipótesis – que luego se demostrarán válidas- una serie de Condiciones estables: físicas, temporales, económicas, etc. y una Actitud del analista que luego se institucionalizarán como Normas para poder sostener este proceso y que estarían siempre al servicio de favorecer un desarrollo psíquico a base de interferir lo menos posible la tarea o aplicación del método (el uso de nuestro inconsciente al servicio del inconsciente del otro), y de recoger la mayor parte de la información posible.
Esto es tan básico y pertenece tan a la esencia de cualquier situación analítica que siempre ha de hacerse constante y explícito antes de iniciar cualquier tratamiento.
Desde esa primera posición han surgido varias líneas de pensamiento que han completado y enriquecido el concepto del Encuadre que engloba los siguientes aspectos:
1.- El denominado Encuadre Externo que reúne y define el Conjunto de Noemas y Reglas Constantes que tienen los rasgos de Estabilidad y Constancia a lo largo del tratamiento, que suelen hacerse explícitas en el momento del Contrato. Es justamente en virtud de su inmovilidad lo que permite que se desarrollen otras variables y la situación analítica se convierta en Proceso.
Este conjunto de Normas constantes, no se limita a marcar unas reglas estáticas desde el inicio, (Zac) sino que permite que se añadan otras que se van creando y haciendo fijas a lo largo del análisis y específicas en cada caso.
2º.- Aunque ya Freud había hablado de la “Actitud del Analista” como algo básico en cualquier tratamiento Psicoterápico en base analítica, van a ser fundametalmente Racker y sobre todo Meltzer los que abren otra línea de pensamiento que se dirige a desarrollar el Concepto de Encuadre Interno.
Aquí, a las constantes anteriores Racker insiste en añadir como algo básico la Actitud del Analista, que considera que el Encuadre o Setting, tiene que reflejar ante todo la disposición a trabajar mentalmente con un paciente en la forma de “Empatizar y mostrar interés por sus problemas”, y Meltzer, profundizando en esta dirección nos habla del Encuadre como “la expresión y externalización de los objetos internos del analista que pone a disposición de la relación con el paciente”.
Dentro de estos O.I. del analista cobra un especial interés el denominado Objeto Combinado resultante de las identificaciones introyectivas con las figuras parentales. Esta pareja, va a estar representada por la Unión del Terapeuta con las distintas Funciones y/o Normas del Encuadre.
Así entendido, el Encuadre constituiría una concretización de la Oferta de Disponibilidad de la personalidad del analista frente a la oferta de relación que hace el paciente. Es un auténtico “acting” del analista, que desarrollaremos más adelante.
3º.- Otros autores, van a hacer hincapié en las FUNCIONES DEL ENCUADRE donde la esencia de éste viene caracterizada por permitir la instauración de las variables del método. Así se han señalado clásicamente al Encuadre las siguientes misiones fundamentales:
a).- funcionar como índice de realidad, (representar la realidad tal como es) ya que marca el personaje real del terapeuta y su forma de hacer vínculos y condiciones de relación con esa realidad externa.
b).- Facilitar la aparición y desarrollo de la Transferencia, es decir que es capaz de recoger la depositación de aspectos infantiles y por lo tanto la posibilidad de establecer relaciones según patrones y personajes de la historia evolutiva del paciente.
c).- Ayudar a contener la ansiedad, y a modularla para permitir la aparición de pensamientos
d).- Contener la Regresión a un nivel útil al proceso terapéutico, que ha de ser adecuada a cada patología individual y que en general se hace con la actitud del analista, y las reglas del psicoanálisis pero a lo que ayuda la posición, la alternancia, el ritmo unión-separación, el clima emocional de privacidad, y el logro final de un estilo o lenguaje común para esa pareja en situación analítica.
e).- Ser lo que ciertos autores denominan la función psicoterapéutica del Encuadre y sus condiciones facilitadoras de:
- Un proceso de Simbolización que permita la Transformación de los contenidos
- Ser el objeto donde se depositan y satisfacen aquellas partes más arcaicas y simbióticas del Self
- que sea un reflejo del funcionamiento mental del analista en sintonía con el modelo teórico que defiende.(única posibilidad de introyección de un objeto para la identificación)
- que facilite el mayor grado de representabilidad mental posible del Self.
4º.- El Encuadre como concepto del Vínculo Relacional o “Campo de a dos” de carácter evolutivo, (Baranger) que forman la pareja analista-analizado que se va formando a lo largo del tiempo con sus propias alternativas. Esta característica incluiría la idea bioniana de Continente-Contenido, el desarrollo de todo un proceso de intersubjetividad, y también las idea de Bleger que entiende la función del Encuadre como la posibilidad de evolución y de que ciertas constantes de inicio (partes simbióticas o arcaicas de esa pareja) puedan pasar a ser variables y pasibles de su análisis correspondiente.
5º.- O finalmente el Encuadre como Recreación de la matriz del desarrollo psíquico, desde el cual puede iniciarse un new bigining, que corresponde más específicamente a la idea de Holding de Winnicott.
En resumen podríamos definir el Encuadre como un”Centro Organizador de una Experiencia de Relación” cuya función es la de proporcionar unas circunstancias que favorezcan la actuación del método psicoanalítico (conectar el inconsciente del analista con el inconsciente del paciente, llevarlo al consciente y elaborar este cambio) para al final lograr sus objetivos que es el incorporar intrapsíquicamente el paciente algo que tenía alejado de él:
por represión (la sexualidad infantil según el modelo freudiano o el vínculo L de Bion)
por escisión (de los objetos idealmente Bueno o Malo según el modelo de Klein o el vínculo H de Bion)
o por ataque (la capacidad de hacer pensamientos de base emocional según el vínculo K del modelo bioniano).
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6º.- Retomamos aquí la idea del Encuadre como Acting que vimos antes al hablar del Encuadre Interno – según Meltzer – en tanto que lo define como una concretización de la Oferta de Disponibilidad de la personalidad del analista frente a la oferta de relación que hace el paciente.
Siguiendo esta idea y la de Bleger habla de la existencia de al menos 2 encuadres, uno propuesto por el terapeuta y otro por el paciente. Cada uno de ellos representaría la parte más indiferenciada, arcaica y fusiva de la personalidad que se proyecta en el otro.
Entenderíamos así el Encuadre cómo la Interacción, Transacción o Negociación de estos 2 actings, y de esta manera estaríamos hablando de 3 Encuadres Posibles:
a).- El Encuadre del analista que es la oferta y disponibilidad de sus objetos internos a la relación con el paciente; oferta condicionada por sus propias limitaciones y sobre todo por los deseos de fidelidad a las exigencias que le impone la aceptación del método psicoanalítico.
b).- El Encuadre del paciente, constituido también por lo que nos propone el paciente como normas o pautas de relación, que implican la “cantidad” de su personalidad dispuesta a trabajar psicoterápicamente. Y que traduce los deseos que trata de imponernos o las demandas que espera satisfacer.
c).- y lo que sería el Encuadre Aceptado, a lo largo del cual se va a mover el tratamiento, y que es el resultado de “la mejor mezcla posible” entre los otros dos.
El resultado de esa transacción es lo que va a cristalizar y a constituirse como el Encuadre final, y que consistirá en Establecimiento de las normas que regirán las distintas reuniones del proceso de mediación entre estos dos conjuntos, que ha de integrar – a través de una elaboración y comprensión analítica – aquellos rasgos que teóricamente se muestran como inamovibles y con ciertos signos de omnipotencia por ambas partes.
Sus consecuencias son las variables más o menos significativas de este tipo de Psicoterapia que nos vemos obligados a elegir en demasiadas ocasiones..
Vamos a hablar a partir de ahora, muy resumidamente, de los rasgos de cada uno de estos 3 tipos de Encuadre.