Resumo aquí los rasgos del terapeuta como “objeto” que se “ofrece” a una relación psicoterapeuta de este Encuadre aunque no se diferencia mucho de las cualidades que tiene que ofrecer en cualquier tipo de Psicoterapia Psicoanalítica. Es un intento de hacer una enumeración de los que nos parecen los perfiles más importantes, pero sabiendo de antemano que esta lista será siempre incompleta.
1º.- Fortaleza, El Objeto analista tiene que ser Objeto Fuerte, que sea capaz de resistir y sobrevivir a
a).- los ataques por la hostilidad
b).- las demandas de Dependencia,
c).- Tener una mayor tolerancia a la frustración y al dolor psíquico y
d).- Tener coraje para enfrentarse al desánimo y a las circunstancias adversas internas o externas.
Esta cualidad de firmeza está poniéndose permanentemente en juego a lo largo del tratamiento como expresión de su capacidad para sobrevivir a la agresión que aporta el paciente y que tiene que ver con la rectificación de la omnipotencia destructiva.
Esta Firmeza desde luego no tiene que ver con Rigidez ni Intransigencia sino que debe de ir acompañada de una Flexibilidad para adaptarse a cambios necesarios.
2º.- Facilitar la Constancia Objetal, que creemos que solo es posible a expensas de ofrecer Tiempo, (largo, alrededor de 5 años) y sobre todo un Ritmo permanente, que debe de mantenerse al margen de cualquier acontecimiento. Solo sobre la base de un ritmo fijo se modula la ansiedad de un desarrollo y los movimientos, a veces bruscos, de un crecimiento.
3º.- Cualidad Reparadora o establecer un vínculo libidinal de Cuidado, capaz de establecer relaciones no seductoras, posesivas ni destructivas. Esto coincidiría con lo que Money-Kyrle describe como actitud contratransferencial normal o paternal.
4º.- Capacidad de Transformación en pensamientos, o de crear vínculos +K, las experiencias emocionales o expresado metafóricamente en otros términos:
- Ser capaz de mantener la Calma para pensar en la Tempestad (Bion).
- Tolerar el Impacto estético, (Meltzer)
- Soportar la Incertidumbre como la mejor posible transformación mental del Terror.
Pero además esta única y permanente transformación en pensamientos de todas las experiencias emocionales acompañada de no dar otra satisfacción que la del conocimiento, es lo que garantiza la ausencia de cualquier otra satisfacción sensual – la regla de abstinencia freudiana – que permitirá que el terapeuta no sea un objeto atrapado ni poseído, y que el paciente pueda luego introyectar la función pensante de aquél para un final libre y “abierto” de la psicoterapia.
5º.- Características de Realidad.-
- Ya hemos señalado antes la cualidad de Resistencia a ser modificable por la Omnipotencia infantil, no solo frente a los ataques internos sino por semejanza con el mundo real y la escasa capacidad de modificación que tiene éste.
- Pero, además debe de representar de alguna manera la posición del terapeuta ante la Realidad, su sistema de valores. Cuando nosotros ofrecemos el Encuadre incorporamos, o deberíamos hacerlo, nuestro sistema de valores sociales, nuestra posición frente al mundo que se va a traducir en el momento que se proponen, negocian y se aceptan las condiciones del tratamiento. No damos a conocer, por supuesto, nuestro mundo privado, pero si el estilo de nuestra posición ante los hechos de la vida (proximidad-distancia, reflexión-actuación, consenso-rigidez, etc.) que no podemos obviar, y que nos hace más auténticos. (Si lo que se persigue en el objetivo de la cura es la interiorización del aparato mental del analista, sería contradictorio que nosotros ocultáramos el aspecto psíquico de nuestra propia personalidad)
6º.- Permitir Experiencias de Libertad y Autonomía.
En ciertos momentos de la aventura psicoterápica, hay pequeños cambios que transforman al individuo, bien sea por introyección o por identificación introyectiva con alguno de nuestros objetos parciales, que los coloca más próximos a su Yo.
En esos momentos es importante la capacidad de poder dejar libre al otro, de permitirle que los viva como propios, que disponga de otras funciones o de otros personajes donde pueda realizar y experimentar la nueva función adquirida. En resumen sentir al otro (el paciente) como alguien valioso, potencialmente libre y creativo.
7º.- El Objeto analista que se ofrece a realizar un trabajo Compartido.-
Ser para el paciente un Objeto no asimétrico, donde él no pueda proyectar y fijar figuras excesivamente idealizadas o denigradas, estar dispuestos a luchar con él, pero también a sufrir con él y a fracasar conjuntamente. Ser algo similar a la idea del “alter ego gemelar” de Kohut. Esta actitud, por otra parte, limitaría de algún modo la proyección de objetos parciales omnipotentes en nosotros y permitiría un mejor manejo de algunas relaciones transferenciales en este tipo limitado de Psicoterapia.
Siguiendo una metáfora biológica, en este tipo de Encuadre no representamos ese banco de células madre o de trasplante exitoso de órgano que permita resolver una carencia profunda – como creo que representa el Holding clásico psicoanalítico – sino que vamos a ser una especie de prótesis a la que hay que cuidar porque permite un aceptable funcionamiento, pero que nunca estará exenta de agotamientos o de rechazos.