Las Emociones y lo Psicosomático (una perspectiva de aplicación en Psicoterapia Psicoanalítica)
I.- Introducción: (Motivaciones al escrito)
Este artículo no es más que la exposición de una pequeña experiencia teórico-técnica sobre determinado tipo de pacientes, que dentro de su proceso psicoterápico, presentan unas manifestaciones por las que podrían englobarse dentro de la condición de enfermos psicosomáticos.
No es el propósito del artículo la búsqueda de la resolución del enigma del salto pique-soma, ni pretende marcar una línea de trabajo en determinada dirección, pero sí que puede inspirar la elección de una posición o vértice de perspectiva desde la que el psicoterapeuta puede ubicarse en su relación con el paciente – dentro de la situación analítica – para una mejor observación o intervención que pueda generar un cambio.
Aunque guardo el mayor respeto, y seguimiento, de las líneas de trabajo habitual de los modelos psicosomáticos, me temo que ellas, al tratar de singularizar el problema, lo que hace es des-individualizarlo, por eso deseo seguir una línea de pensamiento y trabajo que me parece más clásicamente psicoanalítica.
Mantengo la creencia de la frase de “Sami-Ali: detrás de cada trastorno psicosomático hay un imaginario” , y no estoy muy de acuerdo con la idea de Ferenczi (recogida luego por Martín Cabré) de “cuando el aparato psíquico falla, el cuerpo habla”, porque el cuerpo no tiene lenguaje descifrable, aunque en ocasiones se haga cargo de expresar lo que el aparato mental no puede contener simbólicamente. En ese sentido estoy más en la línea de Carlos Tappia en el apartado “Escribir sobre el cuerpo” de su último libro “Clínica del Significado”, donde expone la necesidad de encontrar un lenguaje que el paciente no tiene, para intentar acercarse a la comprensión de lo que subyace a la manifestación somática.
En su línea de trabajo, él señala cuatro alteraciones básicas de esta patología: la importancia de la Escisión (frente a la idea clásica de Represión), la capacidad que tiene un objeto interno, por intrusión, de modificar un órgano o un sistema, la coexistencia en estos pacientes de patologías pre y post-natales, y particularmente, lo que me parece de particular interés, la inclusión de estos pacientes dentro de las Alteraciones del Pensamiento
II.- La Escisión.
Me voy a detener en el subrayado de concepto de ESCISIÓN, en sus tres facetas: la alteración y desdoblamiento del Yo-objeto-vínculo (Bion los hace inseparables) con la consiguiente doble inscripción en nuestro Self, en la posible evolución a una “mayor malignidad” de una de las partes escindidas, y en la imposibilidad de que ambas partes separadas puedan reunirse (como ocurre con la Represión); en parte debido a la distorsión que suele sufrir cada una de las representaciones escindidas.
Para Valls (Nuevo diccionario freudiano) …” La escisión intrayoica, genera una grieta en el Yo que pueda agrandarse con el tiempo y posibilitar la creación de afecciones cada vez más graves, más rechazantes de la realidad…” El Yo se escinde en función de su incapacidad para tolerar el principio de realidad (tanto da que la experiencia rechazada venga desde el exterior como de nuestro propio mudo interno), y con ello, renuncia a un sector de la experiencia, para que el otro sobreviva. La formación, siempre posible, de estas dos lógicas diferentes, una que cuenta con la realidad y otra que rechaza y niega, van a marcar una característica estructurante de la personalidad.
Aquí, en este artículo, vamos a ver la Escisión, como fenómeno defensivo y organizativo del Self, lo vamos centrada en la fenomenología que afecta a la doble representación Cuerpo-Mente (soma-psique) de estímulos experienciales que impacta al Yo, y que caracteriza a los pacientes psicosomáticos. Cuando la escisión se hace sobre la representación mental de una relación de objeto convertidas en un objeto interno, se acompaña del mecanismo defensivo de la Desmentida o Renegación, para mantener la doble y distorsionada representación.
Desde esta perspectiva nuestro trabajo analítico y psicoterapéutico debería de tener como objetivo la posibilidad de unificación de estas separaciones originadas por la escisión.
III.- Ubicación de la escisión
Ya que la escisión es un fenómeno que afecta a las representaciones mentales de las experiencias (objetos internos) y que ocurre dentro del Self, quizás convenga pensar en el momento o espacio ¿? en el que se hace esta Escisión, porque eso nos abriría diversas posibilidades lo suficientemente diversas en el grado de desorganización psíquica (la brecha psico-soma de Green) y también en el grado posible integración.
En conexión con esta idea de la Escisión sobre algo que hade ser percibido y aprehendido como registro mental, entendemos que puede abarcar distintas cualidades para el registro mental de esa experiencia, según sean: la precocidad, la intensidad (idea de lo traumático), o del efecto de un entorno facilitador de procesos de mentalización.
Reconectamos con el pensamiento de Freud de sus primeros trabajos sobre “El Proyecto de Psicología para neurólogos.”, donde habla de la Representación y donde sostiene la existencia de distintas y progresivas “escalas neuronales” que ha de seguir el estímulo. Desde un primer paso (neuronas Φ, o “neuronas pasadoras”), donde se crea una “huella mnémica” que no tiene contenido, derivada del impacto brusco crudo de la experiencia, lo que él denomina: Traza Mnésica perceptiva, que es la percepción y su puesta en memoria”, a la que luego seguirían los distintos pasos por las neuronas Ψ, que retienen la energía y por las neuronas ϖ, que retienen ya cualidades de afecto). Es desde este camino previo a la representación-cosa inconsciente sobre la que se va a hacer la última representaciòn-palabra como fase final de una simbolización.
La primera traza, resultante del impacto no modificado del estímulo, constituiría una especie de identidad perceptiva que se manifiesta como un presente. Eso es la Emoción.
Es a este contenido al que en momentos sucesivos se añadirá luego un segundo registro donde se crea ya un esbozo de representación de lo imaginario (la representación- cosa), que llena de contenido la primera huella y sobre la que se va a instalar, a través de ligazones con otras representaciones que den lugar a la Representación-palabra y su paso al Preconsciente instalándose el proceso de simbolización.
Podríamos completar este punto las ideas de Roussillon cuando dice …”no existir experiencias sin representación simbólica” … para añadir, y cito sus palabras: …” El problema no es la No Representación, sino la no comprensión subjetiva como representación sin diferenciar de la representación perceptiva. ….. podemos representar sin saberlo, sin tener conciencia de todas las transformaciones a las que se somete la experiencia en su proceso de interiorización y de inscripción psíquica…. Solo se reconoce como representación loque implica un movimiento reflexivo, y se lo reconoce como representación, no como percepción…”.
Posteriormente, el mismo autor, cuando habla de los procesos de simbolización:primaria y secundaria, insiste en que éstas transformaciones (funciones del sueño, de la capacidad de función de Rêverie de la madre o del trabajo del analista) ), se hacen sobre una primera inscripción, que siempre asienta sobre lo sensorio-motriz, que a veces pasa desapercibido, o deja restos en el sistema corporal: gestual, mímico, somático o tónico postural, que son elementos componentes habituales de la emoción, y en ciertos casos de determinadas pre-representaciones de las que hablaremos luego) que ponen en marcha un movimiento que es lo que le confiere el valor o la característica de proceso.
Lo que trato de subrayar aquí, es la idea de marcar o mostrar la existencia de un concepto de “Distancia o Recorrido” en el registro de la representación mental, que permitiría la existencia de varios puntos posibles donde puede realizarse la Escisión, y que podrían dar lugar a distintas posibilidades de organización del estímulo y su correspondiente traducción dinámico-clínica..
En este trabajo señalo la posibilidad de tres puntos diferentes de ubicación de esta Escisión con dinámicas clínicas diferentes.
1.- Una escisión realizada en inicio de la impresión sensorial de esta experiencia que no podría seguir el proceso de registro, ya fuera por la precocidad, por la intensidad de la misma o por la ausencia de una figura materna con capacidad de Rêverie., que constituiría lo a-simbólico, cuya expresión clínica sería la Estructura Psicosomática. Su paradigma serían las Enfermedades psicosomáticas clásicas, cuyo estudio van a desarrollar principalmente dos escuelas, la escuela francesa de Marty con su concepto básico de déficit del Pre-consciente, y la escuela inglesa que ubican esa escisión en lo Pre-natal, donde las inscripciones no pueden pasar la cesura del parto y serían englobadas y relegadas a la indiferenciación de lo Protomental (Bion) o lo Somatopsíquico (Meltzer) buscando sistemas y formas de evacuación. Para esta patología, sí sería necesario la “invención” de un lenguaje que tratara de aproximar estas experiencias pedidas al punto 0 de Bion en el mayor o menor grado posible.
2.- Una segunda posibilidad donde la escisión se ejerce sobre las representaciones arcaicas de la experiencia (pre-verbales). La escisión actuaria sobre la representación-cosa, donde estaría lo imaginario pre-simbólico. (Ahí tendrían su lugar los conceptos de: el pictograma de Aulangier, el significación formal de Anzieu, o las proto-representaciones de Pinot-Douriez. Son representaciones parciales y limitadas, pero posibles de procesos de transformación que, aunque anclados en lo sensorio-motriz y apoyados en la sensorialidad, clínicamente podría estar representado por una patología de carácter o de comportamiento. Siendo su punto central la Alexitimia, persistirían como residuos de esa representación tipos de comunicación pre-verbal (gestual, mímico, postural, etc) que van a expresar los afectos no incluidos en el discurso de la palabra pero que permiten una puerta de entrada para reconocer el afecto de estos pacientes psicosomáticos. Es este punto el que desarrolla básicamente D. Libermann (“Del Cuerpo al Símbolo”). Y que tal vez, con la ayuda de un entorno favorable: papel simbolízate de la capacidad de Rêverie de la madre o del psicoterapeuta, pueden poner en escena un movimiento hacia las representaciones secundarias simbólicas)
Un ejemplo clínico nos ayudará a ver esta diferencia:
Se trata de un sueño de un paciente con larga historia de trastornos psicosomáticos diversos. En el sueño va subiendo por una escalera dejando gente abajo, (probablemente tenga que ver con sus deseos de triunfo sobre conflictos de rivalidad muy presentes en la actualidad). Llega y se sienta en una butaca (triunfo de su omnipotencia maníaco-narcisista), Aparece entonces un acomodador con una linterna que se la coloca sobre la cara (zona de los carrillos) (aunque en el sueño esa figura puede representar la figura del terapeuta que le hace ver su realidad, pienso que también esa luz representa el impacto de esa experiencia en su aparato mental como signo de un primer registro: una luz (simple ideograma) que le hace conexión con otras asociaciones, y que le obligan a un “trabajo mental”, en este caso de escisión).ßÉl, -en el mismo sueño, pero no haciendo “el trabajo del sueño” – lo interpreta como que tiene que ver con el dolor de esa muela que no le arregló bien el Dr B., y decide ir a pedir hora a otro odontólogo más fiable y de prestigio.(Todo ello en el mismo sueño).
(Este sueño posteriormente fue ejecutado en la realidad con la misma actuación que la narrativa onírica)
3º.- Y una última escisión actuada como mecanismo de defensa frente a alguna representación simbólica que sufre un rechazo y regresa a representaciones más arcaicas. Aquí tendrían entrada los Fenómenos psicosomáticos., a los que la escuela lacaniana, niega el “estatuto de estructura psicosomática” o lo que Messina-Aceituno entienden como Trastornos de desajuste el proceso analítico, y denomina “somatizaciones simbolizantes”. En general surgen a lo largo de un Proceso psicoterápico como etapas o esbozos de simbolización de las pulsiones y de la representación de los conflictos, como posibles formas de estimular una pulsión para su posterior simbolización ·”es el momento físico de un proceso inconsciente” (Alexander). que correspondería al concepto de Trastorno por Desajuste (Messina-Aceituno), posible de traer como síntomas a la transferencia o a captar por el análisis de la contratransferencia; en ellos es posible encontrar su significado, y en ocasiones, lograr a conocer sus huellas tanto edípica como pre-edípicas.
Es indudable que en estos dos últimos apartados, la patología psicosomática se entiende como “síntoma” dentro de un continuum con los trastornos conversivos, aunque la intensidad de los fenómenos deformantes posteriores de la escisión los coloque más próximos al concepto de “psicosis histérica”, que al resultado de una negociación neurótica del conflicto.
Dos viñetas clínicas nos servirán mejor para ello
1.- Durante una sesión en la que el paciente habla larga y prolijamente sobre conflictos de la realidad externa (delimitar su territorio de influencia de una franquicia contra otros colegas), le aparece una emoción particular ligada a una palabra “Robador” que no parece tener sentido en el discurso, mientras que de forma progresiva van apareciendo distintas y sucesivas molestias somáticas no sistematizadas.
Detenemos el discurso, subrayamos la palabra Robador y le sugerimos asociaciones, que a lo largo de la sesión nos llevan a su deseo de apoderarse subrepticiamente del “territorio sexual” que en su fantasía atribuía a la figura paterna, que deseaba tener en exclusiva con la expulsión de los otrosmiembros familiares “con derecho” a ese mismo “territorio”.
Aún cuando ya su discurso podía ser entendido simbólicamente en esa dirección, fue necesario el subrayado de la Emoción y el trabajo sobre ella lo que permitió (aparte del Insight correspondiente) la transformación de una evacuación somática en el trabajo analítico del conflicto.
2.- El paciente, portador de un Trastorno Hipocondríaco de intensidad importante, hizo una crisis taquicárdica al finalizar la sesión anterior, y ya fuera de ella toda una reactivación de su sintomatología somática diversa próxima a lo que podríamos entender como una RTN. En la sesión siguiente pudimos entender la taquicardia no solo como eliminación expulsiva del contenido de la sesión (integrar en su Yo pulsiones violentas y su rechazo a integrarlas), sino la existencia de una demanda transferencial de un objeto Ideal (madre-placenta) que le eliminara por completo cualquier tipo de experiencias emocionales ajenas a su Ideal del Yo.
IV.- Las EMOCIONES
Lo que importa aquí es que en esta sucesión del proceso de representación de las impresiones sensoriales, tenemos que pensar en la existencia de un “recorrido” necesario para que se produzca la totalidad de la Representación. Esto coincide con el concepto kleiniano de Asimilación, y que comienza con la Inscripción primaria sensorial (Freud) dominada por la Emoción, donde podemos capturar este registro.
Una idea paralela la encontramos en Winnicott, que postula la fijación del proceso en un espacio intermediario entre el Yo y el No-Yo, donde el cuerpo y las sensaciones forman parte de la experiencia.
En este trayecto que va de la impresión sensorial a la representación, nos vamos a encontrar con el concepto de sensopercepción, o más exactamente de la Sensación.
La Sensación no es un concepto al que el modelo psicoanalítico haya dedicado una especificidad excesivamente desarrollada. En general su definición es bastante difusa, y camina desde …”Acción o circunstancia de sentir cualquier cosa o de sentirse de cualquier manera (Diccionario de María Moliner) “, o se le aplica el concepto freudiano de Señal de Angustia, entendida como una manifestación subjetiva derivada de un desequilibrio de la dimensión energética, o como una sensación que todavía no está presente y que se trata de evitar. En este sentido, la Ansiedad, es el nombre que se da a la Emoción cuando tiene una apreciación dañina, es una emoción al servicio de la supervivencia. Finalmente la idea queda englobada en el concepto de sensopercepción como primer registro que los sentidos reciben de cualquier experiencia.
.La dificultad de encontrar una definición, cuando no una delimitación de estos conceptos, nos hace pensar en una experiencia de tres elementos unidos e inseparables: Percepción-sensación- emoción
Tanto Klein como Freud consideran la necesidad de la existencia de un periodo de trasformación de este estimulo-energía que le llega al aparato psíquico antes de categorizarlo. Hablan directamente de la necesidad de un periodo de regulación de estas percepciones, de modificaciones previas a su integración como una parte del Yo (objeto interno) seguida de su categorización e identificación. Es el proceso que ella denomina Asimilación. Freud, considera que, aunque el sistema sensorial (sensoperceptivo) tenga un funcionamiento correcto y adecuado a los estímulos que recibe, y esté “libre” para la recepción de los mismos, existen una serie de “filtros de amortiguación” de estos estímulos, así como de la existencia de una especie de selección en sus funciones pro-activo o rechazante de determinadas percepciones de acuerdo a cómo esté estructurado ese aparato psíquico.
Esta sensopercepción es recogida inmediatamente por el sistema vegetativo dando lugar a la Emoción (previa a la carga cualitativa de afecto) que parecería inseparable de los otros dos componentes, con lo que va a ser la Emoción, sus características y sus funciones la que determine la dirección del estímulo. Desde ahí, desde la sensación el estímulo de la experiencia podría o seguir el registro (circuito) mental y su elaboración, (aparato mental adecuado a la formación de pensamientos) o un registro somático, siempre pre-existente, abriéndose al cortocircuito de Rappaport camino no siempre reversible, siguiendo vías o circuitos de experiencias previas.
Entendemos pues que la idea de Emoción contiene tres elementos indisolubles: la percepción, los cambios fisiológicos corporales y la emoción. Por ello podemos tomar como definición de la emoción (Magda G. Arnold), como una Tendencia sentida hacia cualquier cosa apreciada intuitivamente como beneficiosa, o de la que nos alejamos instintivamente si la intuimos como perjudicial.
La secuencia del fenómeno que denominamos Emoción s sería el conjunto de los siguientes sub-procesos: 1.- Percepción a la que sigue inmediatamenteà2.- apreciación (valoración intuitiva de la cualidad gratificante o perjudicial à3.- que siempre conlleva cambios fisiológicos = Contenido corporal à 4.- que pone en marcha circuitos instintivos de acercamiento o de alejamiento de lo percibido
De esta manera tanto las emociones como los sentimientos (que son tendencias perdurables a reaccionar con una determinada emoción básica) tienen un funcionamiento semejante a los instintos: una percepción e inmediatamente una puesta en acción, como ocurre en el niño y en el feto, con la diferencia de que acciones externas (madre en función de Rêverie durante la infancia; y ya en edades posteriores la posibilidad de otras experiencias reales distintas a la primera apreciación de esta experiencia, pueden modificar el circuito de la acción de respuesta. (Esta posibilidad nos ofrece una expectativa esperanzadora terapéutica).
Las emociones, si no son expulsadas fuera el Self, siempre van a estar manifiestas de alguna manera, ya sean contenidas en una representación mental, o estar libres (sin ligar), o ligadas a otros contenidos no mentales.
Lo que parece evidentemente es que no puede haber emoción sin una apreciación de lo percibido, y esta apreciación (evaluación de tonalidad afectiva) solo puede venir de una experiencia previa de una relación de objeto, Aunque las reacciones son infinitamente variables, hay que reconocer que la intensidad con la que se experimentan por primera vez, tiene más fuerza que las repetidamente posteriores, así como que una única emoción esencial básica, puede perdurar y desarrollarse como un sentimiento de respuesta perdurable ..
Una vez establecida la emoción surgen diversas pautas de reacción hasta que se encuentra la más adecuada, esa es la que queda fijada y que se incorpora a nuestro self para asegurar una supervivencia (física o mental).La emoción es pues la consecuencia o manifestación percibida del circuito instintivo elegido como representante de determinado estímulo
La emoción entonces, no es solo una respuesta, sino un eslabón entre la percepción y la acción posterior (representación mental o rechazo hacia lo orgánico o lo comportamental). De esta manera, La experiencia emocional siempre es una experiencia informativa
Magda Arnold habla de la existencia de un 2º tiempo: la Atención (funcionamiento típicamente psíquico), que hace una nueva apreciación cualitativa de la percepción que refuerza los cambios de atracción o de huida.
Estas emociones (pautas reactivas) que se fijan a estímulos primarios (siempre los más intensos) tienden a perpetuarse a base a lo que se denomina “Condicionamiento condicional”, que se convierte en una Expectativa frente a estímulos semejantes al primario y a todos aquellos con los que guarde una relación de semejanza.
El encuentro con la Emoción y su conocimiento, como paso intermedio entre estímulo y respuesta, nos abre así un camino para la posibilidad de intervenciones que podrían facilitar la postergación del circuito de respuesta y con ello el acceso a su mentalización. Por el contrario, cuando desaparece la capacidad de Representar la emoción (los circuitos instintivos) y se fijan a lo corporal, se sufre de un enorme desgaste orgánico por la existencia de una fisiología sobrecargada.
VI.- Aplicaciones Psicoterápicas:
Partiendo de la base de que la experiencia emocional siempre es una experiencia informativa, se abre un camino a sus aplicaciones terapéuticas.
La Emoción (muchas veces expresada bajo el término de ansiedad) cumple siempre una función de información como resultado de una evaluación de la situación que vive el paciente. Nuestra labor ha de centrarse en la detección y el análisis de aquellas emociones que pueden observarse dentro de la situación analítica, porque si descubrimos la emoción, descubriremos la motivación y la intencionalidad que subsisten en ella.
Su descubrimiento precoz, entendimiento, nominación e interpretación (mostración al paciente en forma de lenguaje), podrían postergar la acción, (entre ellas la de evacuación al soma) y con ello dar entrada a una especie de “circuito de salud y conocimiento” como alternativa al “circuito maligno de las somatizaciones“.
Este “circuito de salud”, capaz de postergar la respuesta y abrir la posibilidad de conocimiento a la experiencia, estaría ligado a un funcionamiento desde el principio de realidad, no desde el principio del placer. (Conviene recordar que el principio de placer no está reducido a un matiz sexual, si no a la respuesta inmediata a los estímulos emocionales “puenteando” su paso por el aparato psíquico como manifestación de la pulsión de muerte mental)
Para ello, el analista debe de funcionar en paralelo y proximidad al paciente introduciendo en cada momento de la situación analítica las emociones, poner de relieve la realidad (externa e interna), e intentar ponerlas palabras, entendiendo el Síntoma como una especie de Transacción entre estas emociones y la Realidad, evitando – como hace habitualmente el paciente, – una resolución en la que se elimine una de las partes.
Desde este punto de vista la emoción sería un punto central en el trabajo del analista; desde el modelo teórico de Conflicto Psíquico, podríamos hablar en paralelismo con Freud, que la idea de conflicto estaría ligada no solo a pensamientos inconciliables, si no a emociones y/o sentimientos inconciliables.
El objetivo de las intervenciones del analista, como de “la cura”, sería el logro de un cambio emocional del paciente y conseguir que las emociones evolucionen a un nivel tolerable para el Yo. Podríamos estar hablando en este caso de el logro de una “madurez emocional” caracterizada por una mejor capacidad para la modulación y moderación de las emociones.
El trabajo psicoterápico-analítico desde esta perspectiva tiene que sortear diversos escollos:
1.- Al paciente no le gusta habitualmente trabajar con las emociones: tiene dificultad para percibirlas, aceptarlas y para trabajar con ellas. (Esta dificultad viene además favorecida por parte de la sociedad que tiende a crear una figura de ideal humano, como hombre de acción o como un robot de respuestas automáticas inmediatas o protocolarias ajenas a este paso por lo emocional.
2.- Probablemente el punto más difícil de esta técnica es “poner palabras” a las emociones (no siempre explícitas en el discurso) y “lenguaje” a un cuerpo que no lo tiene. Aquí tiene que ser la intuición, la contratransferencia y capacidad creativa o artesanal lingüística (¿poética?) del analista, las que ha de encargarse de esta función.
3.- Junto a ello, ha de añadir como trabajo, conseguir la convivencia de estas dos realidades: la externa práctico-conductual y la interna emocional y fantasmática. Este intento crea una tensión el paciente que tiende a resolver a expensas de eliminar una de ellas, cuando no a aferrarse a soluciones en “desmentida” manteniendo la escisión.
4.- Para entender este tipo de análisis como análisis de la Experiencia emocional , hay que partir de la base de introducirla como tal en el complejo tránsfero-cotratransferencial. (recordar aquí el viejo “dogma psicoanalítico” de: la transferencia está en lo que me hace el paciente, no en lo que me dice) Solo ahí puede ser penetrada por el conocimiento, (realidad interna significada) como una Nueva y Buena experiencia, en el sentido del enriquecimiento mental)
4.- Por eso, lo más importante en el tratamiento analítico es colocarnos en el Vértice adecuado que nos permita observar y reconocer mejor ese trasfondo con el que llega el paciente, un conjunto de emociones y sentimientos a los que hay que: a) entender, b) nominar y c) hacer entender, aún sabiendo que introducir ciertas emociones pueden despertar diversas formas de rechazo, incluyendo la RTN.
Probablemente el “modelo” técnico al que mejor nos podemos acercar como Escucha analítica es a ese momento en el que la madre “ecoíza” con su rostro como reflejo los distintos movimientos y sensaciones que intuye, se sintoniza con ellos y va introduciendo cualquier variedad de significados formales que describe Anzieu. (no hay que olvidar que estos significados formales que son expresión de formas primarias de simbolización (pictograma de Aulangier, continente formal de Nathan, prto-representaciones de Pinol-Dauriez, significados de demarcación de Rosolato, etc.) acompañan frecuentemente a la emoción.
El trabajo, consistente en un verdadero “trabajo del sueño” (trabajo del suelo alfa, o trabajo de simbolización), va a ser “·… crear en torno a estos significados emocionales, una escena relacionada con un sujeto y un objeto en el seno de un contacto y susceptible de inscribirse en una narrativa dirigida y significante. O, al revés, – como es habitual – extraer de la cadena asociativa de un discurso, el significado formal que lo está organizando bajo cuerda ( R. Roussillon) …”.
5.- Para complejizar el tema, no olvidemos que las emociones también pueden utilizarse como defensas frente a otras experiencias, y de esta manera excluir información a la mente de otro sustrato emocional, o como Resistencia al proceso analítico. Cualquier emoción puede convertirse en ella.
Los autores en su mayoría coinciden en que son las experiencias de duelo las más resistidas a su análisis, pero en mi casuística son las experiencias de Celos infantiles las más costosas de integrar mentalmente y en general todas aquellas que ponen en entredicho el Ideal del Yo.
Otras veces no es la calidad particular de una emoción, sino una excesiva Intensidad de la misma la que invade la transferencia y bloquea al analista (ocurre con frecuencia en fijaciones a transferencias materna o paterna). O bien por el contrario, una defensa en Negación que impide que se transfiera la emoción al analista (Transferencia de Defensa) o que no se reconozca en él al objeto primario de la pulsión.
Estas dificultades no difieren de las que nos encontramos en cualquier tipo de análisis para las que hay que seguir las mismas pautas y formes de intervenciones interpretativas que habitualmente estamos acostumbrados a manejar.
¿Cómo se observa y valora el cambio emocional?
Es difícil verlo y valorarlo porque el mundo emocional solo es necesario y reclamado por la parte psicoanalítica de la personalidad.
El cambio significa siempre, un mayor conocimiento de las emociones y los fantasmas que subyacen a ellas, un manejo adecuado y realista de las mismas (aquí los conceptos de Contención y de Modulación se identifican) y una mayor amplitud al reconocimiento del inconsciente y sus afectos.
Esto puede permitir que “los fantasmas de los personajes” se ubiquen en el pasado de sus objetos originales, liberar al cuerpo de funciones fisiológicas sobrecargadas expresadas como trastornos psicosomáticos.
VII.-Caso Clínico.
Lo más llamativo de este caso clínico es la coexistencia en el paciente y en su madre de un trastorno psicosomático semejante. Por parte de ella se trata del clásico “bolo faríngeo”, y por parte del hijo, de un “tic glosofaríngeo” con cierta semejanza al síntoma de la madre, y con la misma significación dinámica: representan la expresión sintomática y somática de un vínculo que se mantiene “en la duda” de expulsar o retener (más retentivo por parte de la madre, más expulsivo por parte del hijo).
Cuando el paciente acude a mí, hace 2 años, lleva ya largo tiempo de sufrimiento y de tratamientos psicoanalíticos. Y sorprende que no encuentre ningún nexo de contacto o relación entre las dos sintomatologías.
A nivel de comportamiento vivía también una disociación: por un lado, y a expensas de un Seudo-Self adaptativo (con importantes negaciones de su realidad interna), es una persona muy bien “adaptada” y cumplidora en una función pública, mientras que por otro lado vive en relación simbiótica e interdependiente con la madre sin plantearse una posible separación. (En los distintos destinos que ha tenido que desplazarse por su trabajo, siempre ha elegido aquellos que le permiten el regreso durante el fin de semana a su domicilio y a la urdimbre afectiva endogámica).
A nivel de otras patologías destacan su aislamiento, su evitación de relación con figuras masculinas, una sexualidad que se expulsa con masturbaciones evacuativas y que se acompaña en general de fantasías homosexuales (utilizadas como una estrategia para reforzar la represión de la misma) y una tendencia a establecer relaciones con mujeres de mayor edad con las que adopta el papel de “buen y disciplinado hijo”, y un hiperdesarrollo de su eficiencia laboral, a veces con sombras de sometimiento, con la que mantiene un control de la relación con los demás (mayoritariamente adolescentes).
Su grupo familiar, muy cerrado a cualquier apertura social, está formado por la madre, el paciente y un hermano algo menor que él, que sigue las mismas pautas de comportamiento.
Su demanda de tratamiento se reduce a la desaparición o disminución del síntoma que le interfiere su vida laboral en la que se ve obligado a hablar en público. Demanda que se convierte en control y resistencia que aparece repetidamente a lo largo del proceso psicoterápico.
Resumen de los datos más importantes de su psico-biografía.
Hace un primera infancia normal hasta la llegada de la Pubertad, en la que rompe todo tipo de relación y actividad que no sean los estudios. (ahí se observa la primera escisión del área de su sexualidad nivel de representación interna). Permanece en el más completo aislamiento y no tiene otro mundo de relación que el endogámico (madre que siente poderosa e intrusiva, padre infravalorado y hermano con el que se observan ribetes de rivalidad) escolar.
En la adolescencia, llevado por sus padres, hacen ya una primera consulta ante el temor a problemas homosexuales, que no se confirmas y sí el funcionamiento asexual del paciente y su apego a la figura materna.
Por presión de ésta y con la ayuda de una primera psicoterapia se logra que el paciente inicie estudios universitarios lejos del hogar que cumple con brillantez, pero sin ningún cambio respecto a sus comportamientos.
Cuando va a hacerse cargo de su primer destino laboral, fallece el padre, e inmediatamente el grupo familiar hace una re-organización parece encaminado a negar este duelo (la madre ofrece al paciente el rol de “padre” haciéndose dependiente de él (se invierte la dependencia) y le hace responsable del grupo y del negocio familiar que los mantiene; papel que él acepta asumiendo un falso self de adulto, mientras que el hermano pasa a ser el “niño de esa pareja”.
Ante el temor a quedar atrapado en esta relación, el paciente busca una nueva psicoterapia de apoyo para intentar el logro de una “independencia física de la madre”, estableciéndose la vida que señalamos al principio. Y es por la imposibilidad física de continuar esa terapia por lo que acude a mí consulta con la situación señalada al principio.
En su discurso analítico son destacables la profusión el mismo (de un material “muy psicoanalítico“) que corresponde no solo a una adaptación al método, sino a una “necesidad de darme alimentos, y que en tendimos como forma de calmar una voracidad proyectada en mí. Había pues una actitud básica: el Control, lo que significada la subsistencia de una Emoción de Miedo en cada Encuentro con el Otro, Eso era lo básico y central donde fijamos nuestra atención. Junto a ello aparecían de modo disperso tanto en sueños como en fantasías diurnas, imágenes totales o parciales de personajes o de animales primitivos en actitudes devoradoras. Con ellas pudimos conjeturar la existencia de una primera representación de una sexualidad de tipo oral canibalística con la figura materna totalmente escindida y fragmentada, que hizo sucumbir la sexualidad.
Así pudimos reconstruir con todo este material, como con los rasgos caracteriales y de conducta, la existencia de una relación arcaica a nivel sádico-oral con la madre, que se escindió con la eliminación total del área de la sexualidad del paciente, y que dejó como residuos (¿significantes formales de Anzieu?) el “bolo esofágico materno” y el Tic nasofaríngeo” absolutamente desconectados de significación. (escisión de un área de personalidad y escisión de un significado) Detrás de esa relación enigmática que se escondía en esta sintomatología somática compartida de la zona faríngea, a-simbólica, había una relación arcaica de tipo sádico-oral, devoradora, Era “la madre voraz y/o el hijo caníbal comiéndose mutuamente” lo que se había anulado en su representación mental. Este registro mental correspondiente a una sexualidad arcaica y pre-edípica, que con la llegada de la genitalización de la pulsión, sufrió de una Escisión y posteriormente una Expulsión de ese registro mental.
Esta inscripción que fue escindida (por un cualidad traumática) de su aparato mental, dejó – además de la huella somática de estos vestigios,- una relación de Defensa del tipo de Dependencia infantil que cursó como la adaptación a un papel de Buen hijo sometido y dependiente, “el hijo comido”, y la pulsión sexual quedó anulada.
Aquí podríamos observar tres registros distintos para una misma relación de objeto con la figura materna: Un primer registro de una relación a niveles de oralidad sádica que deja como “residuos” una imaginaría con figuras pre-diluvianas y voraces y el síntoma psico-somático. Un segundo registro que deja una relación de apego simbiótico inter-dependiente que se manifiesta como un vínculo de dominio/sometimiento; , y un tercero, ya como derivación exogámica erotizada y genital en forma de una fobia al genital femenino (fantasía de vagina dentada), con una total escisión entre las tres representaciones y cada una de ellas con la forma de registro del deseo y sus defensas correspondientes al momento evolutivo.
El trabajo analítico en este tiempo ha traído consigo un deseo de acercamientos a compañeras de trabajo en forma más simétrica y con deseos de proximidad a ellas y con vivencias celotípicas si las siente “ocupadas” por otro. Se mantiene la negación del deseo sexual (escisión del deseo), que está encubierto en una defensa intelectualizada: la fantasía de vagina dentada. En esta nueva fantasía podemos pensar en una cierta conexión con la primera representación (objeto intermediario) de la relación sexual, y que nos parece más próxima a una represión de tipo neurótico aunque persiste la negación de la cualidad del afecto (impulso sexual).
Aunque el trabajo psicoterápico reconstructivo, haya podido en algún modo reconectar esa primera representación con una sexualidad genital actual (traída al ahora y vivida como una fobia al genital femenino), que nos haga pensar en la existencia de un continuum entre lo conversivo y lo psicosomático, los niveles de funcionamiento a-simbólico y de des-mentalización que se han seguido con el conflicto sitúan el cuadro psico-somático del tic, más cerca de una Psicosis histérica, que de un trastorno conversivo.
VIII.- A MODO DE CONCLUSIONES.-
1.- La intencionalidad de este artículo es la oferta al paciente englobado en el apartado – excesivamente común y no diferenciado – de enfermo psicosomático de una perspectiva individualizada y personal de cada caso. Desde este punto de vista, es indudable que partimos de la hipótesis de considerar la reacción psicosomática como una respuesta a una experiencia emocional conflictiva o rechazable por el paciente que necesita de otro aparato mental para su posible mentalización y elaboración psíquica.
2.- Elegimos el conjunto Senso-Percepción-Emoción como el punto nodal desde donde la experiencia emocional o sensorial, es registrada pero indescifrable y centrar en ella la atención de la pareja analítica antes de seguirse de su expulsión del Self a expensas de cualquier vía somática, y favorecer su elaboración mental.
3.- Nuestra experiencia nos demostró que es necesario un previo y amplio trabajo sobre otros aspectos de dinámica patológica (neurótica o caracterial), con todo su sistema de defensas y resistencias. Una especie de “entrenamiento al conocimiento de la realidad interna” del paciente, para poder abordar conflictos, unas veces escindidos y otras arcaicos que suelen componer el núcleo de la estructura psicosomática. Parece imprescindible esta ampliación del Yo hacia el conocimiento de su realidad interna para proceder a este trabajo más profundo.
4.- Comprobamos que el punto más difícil de este trabajo, era encontrar palabras o lenguaje para nominar estas emociones, así como la necesidad permanente de la utilización de hipótesis ricas en imaginería, metáforas o mitos, de forma repetida guiados tanto por la observación como por la intuición y nuestra contratransferencia.
5.- Aún así, es bastante frecuente que queden coexistiendo, dos representaciones de la experiencia emocional conflictiva, una mental y otra somática. En estos casos, sin embargo se constata una importante disminución de la frecuencia e intensidad de los trastornos somáticos relacionados con esa experiencia, que no interfieren la vida habitual y relacional del mismo. Y con ello ratificamos la utilidad del uso del tratamiento psicoanalítico clásico sin desviacionismos condicionados por la patología somática aunque sí una participación más activa por parte del analista.
(por supuesto que no incluimos aquí como técnica única, los casos de Enfermedad Psico-somática grave que amenace con urgencia la vida del paciente).
Resumen
El trabajo tiene como objetivo presentar unas posibilidades de entendimiento y abordaje, de los fenómenos psicosomáticos de forma individualizada, siguiendo la línea psicoanalítica clásica, en el Marco-Encuadre de una Psicoterapia Psicoanalítica.
Tomando como base el proceso de Representación y sus distintas y sucesivas etapas, tratamos de retener y fijar la Atención en el momento de la Sensopercepción-Emoción, donde coinciden manifestaciones pre-psíquicas con cambios fisiológicos.
Desde ahí, se intenta hacer un ejercicio para facilitar la vía de la mentalización-significación de la experiencia a expensas del aporte de imaginería, lenguaje, metáforas o hipótesis, que traten de evitar tanto la escisión psique-soma como la evacuación expulsiva extra-mental o extra-self a través de vías somáticas v sus consecuencias patológicas.
El articulo añade una serie de viñetas y casos clínicos para una mejor comprensión y ejemplarización de la idea propuesta.
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