Objetos Impregnados o sobremitificados.
Su presencia en la Función alfa y en la Barrera de Contacto.
SOBRE UNA PROFUNDIZACION DE LA BARRERA DE CONTACTO, Y DE IMPREGNACION DE LA FUNCION ALFA.
I.- INTRODUCCIÓN
Es mi deseo “volver a pensar” en el legado que nos dejó Bion, y en cómo llevarlo a la práctica en mi trabajo de Psicoterapeuta Psicoanalítico. Pienso que uno de los grandes logros de su obra es habernos legado una serie de conceptos “vacíos”, en la posibilidad de que los fuéramos completando con nuevas ideas obtenidas desde la experiencia clínica.
Siguiendo esta línea, de lo que intento exponer en este trabajo gira en torno a una aplicación clínica posible y práctica de las ideas de la Función α (capacidad de transformación de estos estímulos en “material para pensamientos” y de la “Barrera de Contacto” (concentración de actuación de esta función alfa) así como su funcionamiento según su modelo teórico.
En la medida que yo lo entiendo, a esta Barrera de Contacto donde tiene su campo de actuación la Función α, le llegan masivamente estímulos de Experiencias sensoriales y emocionales derivados desde distintas fuentes: unas por vía sensorial externa o interna, otras probablemente desde la parte protomental “en su exigencia de desarrollo”, y también, otras desde aquellas partes de la fantasía inconsciente que pueden llegar a ser captadas por la actividad de la conciencia, probablemente en forma de Ideogramas muy simples y primitivos (no del todo diferentes a cuando en la consulta se nos ofrece un material que el paciente trae como sueño y que se reduce a una imagen, a un sonido, color, etc..).
Tanto la Función α, como la Membrana de Contacto no son órganos sino funciones “inventadas” para poder explicar ciertos fenómenos de la construcción de pensamientos. Su origen parece ligado al desarrollo de la función de Rêverie materna que ha sido introyectada, a la que se han tenido que añadir otros factores entre los que creo que no pueden faltar: las representaciones mentales de multitud de experiencias conscientes e inconscientes, los resultados de procesos de identificación convertidos en “objetos internos pensantes”, y además aspectos de nuestro entorno (ambiente familiar y socio-cultural) que nos precede y nos rodea.
Desde ahí, Bion nos mostró tres posibilidades de actuación-transformación sobre estos estímulos:
1.- La Alfa- betización de esas experiencias: Transformación por la función α en “elementos α”, esbozos muy primitivos pero útiles para la formación de pensamientos-sueños que ya pasarían a entrar en una red de complejidad progresiva hasta el logro de Pensamientos útiles a la abstracción, a la realización-actuación de conductas lógicas y apropiadas, o a un “almacén” de elementos simbólicos para posibles y futuras actuaciones en esa barreara o para completar su evolución. Seguimos aquí la metáfora bioniana de considerar al aparato mental como un aparato digestivo que ha de “digerir” las experiencias hasta un grado de verdad que le sirvan directamente como alimento nutricio o que puedan ser almacenadas y acumuladas en depósitos para posibles movilizaciones, y que constituirían uno de los recursos de esa Función α “trabajando” en la Barrera de Contacto.
2.- El Rechazo sin elaboración por la función alfa y su expulsión del aparato psíquico en forma de elementos β no asimilables por el aparato mental. Tendríamos así una Barrera de Contacto convertida en “Pantalla Beta”, y que como tales elementos β seguirían las distintas vías de su externalización: el parloteo sin sentido, las diversas modalidades de actuaciones grupales en Supuestos Básicos, la transformación en alucinosis o en derivaciones psico-somáticas.
3.- La elaboración distorsionada: Ser objetos de actuación por una Función Alfa revertida, que ataca y deforma las experiencias emocionales recibidas y que las expulsa junto a partes del Yo y del SuperYo convertidas en cosas en sí mismas, cerradas sobre un significado que no tendría cabida en la línea genética de construcción del pensamiento y que pueblan el mundo de los Objetos Bizarros, de los delirios o las mentiras. Son elementos imposibles de ser re-pensados e integrados en una línea de Pensamiento hacia la Verdad para nuestra personalidad.
4.- Y, este es el punto central de este trabajo, la Impregnación o Sobre-mitificación de ciertos productos mentales. Parto de la observación de que algunos de estos estímulos-experiencias emocionales que llegan a la Membrana de Contacto no son suficientemente alfa-betizadas para entrar en la cadena evolutiva de pensamientos; tampoco son rechazadas ni beta-lizadas en aras de su expulsión, ni distorsionadas para sentirse ajenas a una lógica consciente del pensamiento. Estos estímulos-experiencias emocionales cuando inician su proceso de transformación desde la alfa-betización, son tempranamente invadidos, contaminados o “engolfados” por una impregnación excesiva y paralizante de unos significados que de forma permanente “tiñen” el trabajo de la función alfa hasta constituir elementos saturados, rígidos, coagulados, fijos e inmóviles a los que se les da una categoría equiparable a las Creencias (quizás forman la base de los Pre-juicios). Una vez efectuada esta “transformación de la experiencia en un Concepto inmóvil” , aunque vuelvan a conectar con la Barrera de Contacto no son influidos por la función α para una nueva transformación sino que permanecen como tales en nuestro “almacén” del aparato de Pensar.
Evidentemente esto nos lleva a pensar en síntomas y en Psicopatología, pero en este aspecto se diferencian notablemente de lo que pudiera entenderse como parte de la dinámica de Retorno de lo Reprimido, por su inaccesibilidad a otro tipo de elaboraciones. Son lo que podríamos denominar: Elementos u Objetos Impregnados, o sobre-mitificados, ¿o quizás fuera más correcto hablar de ”factores de impregnación de la Función α?, dotados de una fuerte carga afectiva y significativa, que entran a formar parte de las estructuras invariantes de la personalidad.
Me propongo mostrar con ejemplos clínicos, que estos Objetos sobre-mitificados, impregnados e impregnantes de un contenido de fuerte carga ideo-afectiva, impiden el desarrollo de una mayor amplitud y creatividad de los pensamientos, forman parte de la identidad y de la estructura del carácter; y en su mayoría provienen de formas de pensamiento o de “estilos de pensar” del grupo familiar al que se pertenece. Estas formas de pensamiento, de “transformación rígida” se han constituido desde lo que podemos entender como Mitos Familiares, que se perpetúan trans-generacionalmente para conservar y mantener un “rasgo de estirpe”, como señal de diferenciación individual y grupal.
Casos Clínicos.-
Aportaré para esta experiencia dos casos clínicos obtenidos de mi trabajo habitual en Psicoterapia Psicoanalítica.
Caso A.-
Se trata del Sr. X, de unos 50 años de edad. De vida profesional particularmente exitosa en el terreno comercial de una Empresa Privada. Soltero. Es el mayor de 4 hermanos. Consulta por su dificultad para la promoción personal. Sabiéndose muy próximo a puestos de mayor responsabilidad y de la categoría de director general en varias ocasiones, siente que ha sabido maniobrar de tal manera para ser considerado como subdirector o secretario de otra figura a la que se somete e incluso ayuda a su prestigio personal. Los permanentes traslados a que le obliga su trabajo han reducido el Encuadre a una sesión/semana. Está en su cuarto año de trabajo psicoterápico, y está obteniendo grandes progresos casi impensables en su comienzo, pero le cuesta trabajo enorgullecerse de sí mismo y siempre minusvalora o degrada su actuación personal hasta parecer el permanente operario en ejercicios de meritoriaje.
Arrastra una historia familiar que parece pesar sobre él. Su padre fue un gran hombre de aquél estilo de “hombres hechos a sí mismos” que partiendo de una base muy humilde, con muy pocos recursos, y a base de gran esfuerzo y de superación de pruebas selectivas duras de las que no siempre salió favorecido (eran puestos para altos cargos de función político-administrativa y no gozaba de “padrinos“ adecuados), consiguió un puesto de trabajo realmente importante. Un acontecimiento fortuito fue “resuelto” con su inculpación y por ello degradado de categoría, funciones y destino. Su hijo primero (Sr. X) había recibido toda la “carga” de una educación destinada a ser el deseo de su padre: el número Uno de la profesión. La realidad vino a truncar esa expectativa con el acontecimiento traumático de la pérdida del puesto de trabajo vivida con un fuerte sentimiento de culpa. A esto se añadió el fallo del Sr. X para el proyecto familiar al que había sido designado: éxito familiar y elevado status social. Este personaje, el padre de mi paciente, de “obligada estructura caracterial narcisista” por sus circunstancias vitales no pudo sobreponerse a esta serie de acontecimientos. Su “herida narcisista” le llevó a elaborar un sentimiento de culpa persecutoria y un chivo expiatorio en la persona del Sr X. Quien tenía que salvar el “buen nombre” o sufrir las consecuencias, y al final “fabricó” la creencia-mito de que su familia no tenía derecho a ningún puesto relevante a pesar de los esfuerzos que hiciera. Podríamos decir que hizo una evolución narcisista-masoquista de esta situación depresiva enquistada en forma de una creencia de Minusvalía o de Inmerecimiento.
Al paciente X, le “correspondió” tanto por ser el primer hijo como por haber sido designado para completar los deseos paternos, sufrir la terrible crueldad y exigencia a que le empujaba esa creencia: la dinámica del No éxito. Su discurrir vital era un permanente ejercicio de cumplir con el Rito del Fracaso. No podía pensar en ideas que pudieran ser garantías de triunfo, ni en su trabajo ni en su vida privada, o si éstas empezaban a esbozarse eran inmediatamente ofrecidas a un superior. Y la idea de minusvalía, de baja auto-estima, de inferioridad o de incapacidad para retener lo valioso, se presentaban una y otra vez en su análisis no tanto como resistencias sino como muros inamovibles al trabajo de significación.
Parecería que la Barrera de Contacto de este paciente estuviera impregnada de una niebla envolvente de “factores” de Fracaso o de una especie de sub-delirio de Inmerecimiento por la que la Función Alfa tendría esa tendencia a impregnar de baja autoestima o de sufrimiento todas aquellas experiencias de las que pudiera derivarse una valoración de su persona.
No dudo que desde otros modelos teóricos los hechos hubieran tenido otras interpretaciones, pero estamos en el marco de una Psicoterapia psicoanalítica con un encuadre muy reducido en el que otros modelos que impliquen mayor nivel de Regresión y/o de Transferencia puedan ser difícilmente manejables. Por eso el modelo bioniano de trabajar con la formación-distorsión de los pensamientos nos pareció más útil y posible.
Caso B.-
Sra. Y. Se trata de una mujer de 62 años, casada, que tiene dos hijas adultas con familias propias alejadas e independientes del hogar familiar. Ella vive con su esposo y trabaja como funcionaria de alta Responsabilidad para la Administración Pública.
Acude para ver si logra alguna ayuda frente al hecho próximo de la jubilación que la crea una gran incertidumbre. Se reconoce portadora de un carácter “altivo” y despreciativo hacia los demás, rasgo que rechaza de sí misma pero siente que no puede evitar tratar con desdén al mundo que le rodea por no ayudarla a conservar el Ideal de sí misma. Esto acarrea una dificultad para las relaciones interpersonales, incluyendo las familiares, y no siente ninguna inclinación hacia cualquier otra actividad que pudiera sustituir al trabajo. En éste se sabe muy eficiente, aunque reconoce no tener ninguna pasión por él sino solamente por la ejecución lo más perfecta posible de las tareas que lleva el Departamento que dirige. Está en su segundo año de Psicoterapia, y tampoco se concede más que una hora/semana, que es la misma frecuencia con las que se realizaron las entrevistas preliminares, porque no tiene ninguna credibilidad en que algo que venga de afuera pueda ayudarla ni considera que nuestro trabajo le aporte soluciones de algún tipo. Es obvio que repite aquí el desdén despreciativo a lo ajeno.
Ese sería un aceptable resumen de nuestros primeros contactos.
Más llamativa que su clínica lo es su historia familiar. Es la 2ª hija de un total de 5 hermanos que se desarrolla en un ambiente familiar con fuerte presión hacia valores ligados a la práctica y creencias cristianas. El hermano mayor, que la precede, eligió (¿?) la profesión sacerdotal.
Su madre es una enferma depresiva crónica con rasgos hipocondríacos. El padre de carácter distante (con quien se ha identificado evidentemente la paciente), se había convertido en la figura dominante y se comportaba como un exigente portador-valedor del cumplimiento de esos valores religiosos. Entre ellos destacaba el concepto de la Pureza como un Ideal permanentemente conseguido y nunca del todo satisfecho. La señora Y fue llevada en su adolescencia, y contra lo que empezaban a ser actitudes de rebeldía, a un colegio donde imperaba también ese espíritu religioso, con el que ella inmediatamente se sobre-identificó y pensó en hacer también una militancia activa de esta ideología. Al llegar a los 22 años, rompe esta línea, completa sus estudios oficiales y por oposición, entra en la Administración donde promociona hasta el puesto actual. Se casa con un compañero de trabajo de una oficina próxima, y tiene dos hijas a las que cría con una atención “pulcra”, dirigida desde el principio hacia sus independencias. Ni en su historia amorosa con el que luego fue su marido con el que lleva años sin relaciones íntimas, ni como madre destacan fluctuaciones afectivas dignas de ser subrayadas.
Para completar los datos clínicos añado su conducta habitual en las sesiones de Psicoterapia. Transcurre habitualmente bajo la forma de una pugna dialéctica. Creo que es el modo en que hemos logrado hacer una pareja “interactiva” Ella trae siempre preparado un tema que le ha surgido desde una lectura o desde una noticia de tipo social o filosófico sobre la que ha desarrollado su punto de vista, firme y cerrado, de argumentación lógica impecable que ofrece a “mi digestión mental” mientras prueba y valora mi respuesta, que sea la que sea, se encarga de destruir con otras nuevas argumentaciones. Su exposición siempre concluye con un tono pesimista respecto a sus posibilidades de realización de su Ideal del Yo en el mundo y a cualquier tipo de relación de objeto -incluida la psicoanalítica -, por una falta de “Pureza” en algún detalle de la situación. A mí me dejaba un rastro penoso de impotencia mezcla de herida narcisista y de una Contra-identificación con su estado depresivo, renegado por ella, que me “empujaba” a reaccionar con argumentaciones abiertas hacia una puerta de optimismo. Esto es en parte contratransferencial, me hace sentir que viene a destruir el tratamiento, como también por mi supervivencia como objeto real y limitante frente a su manejo de mí como objeto parcial (objeto-inodoro) donde pudiera descargar toda una serie de flechas degradantes.
Aunque la situación actual ha mejorado claramente, tengo que suponer que este pequeño cambio no puede ir desligado de los pequeños momentos que se ha permitido tener en el encuadre analítico la “experiencia correctora” de haber podido descargar sin culpa toda una montaña reprimida de sentimientos hostiles hacia la pareja parental por su actitud enajenante de su desarrollo mental independiente y propio.
Discusión
Hemos enfocado este trabajo con la intención de seguir las ideas de Bion sobre la formación de pensamientos en su aplicación clínica y terapéutica, aún temiendo que este intento de aplicación, sobre pacientes no psicóticos y en la práctica de una Psicoterapia Psicoanalítica de Encuadre limitado (1 sesión/semana), pueda llevar el riesgo de trasgresión de esas ideas.
I.- Partimos del legado que Bion nos dejó como ideas básicas:
1.- La Función alfa, en su capacidad transformadora pro-pensamientos y la Barrera de Contacto como el “espacio mental” donde la función alga goza de mayor potencialidad de acción para su actuación.
Tanto un concepto como otro son Funciones Abiertas, a la espera de ser “rellenadas” de otros elementos que enriquezcan el concepto.
2.- La existencia de otros elementos que no sufren de esta transformación y son expulsados (elementos β) o distorsionados, atacados por una Función alfa revertida (objetos bizarros), alejados de la Verdad.
3.- A estas dos posibilidades, a nosotros nos ha parecido encontrar otro tipo de elementos sobre los que actuando esta Función alfa, el resultado no es una evolución de los pensamientos en la línea genética (hileras de la Tabla) sino que sufren de una “Transformación rígida, estática y repetida” con muy poca variabilidad, que se alejarían de una elaboración del punto 0 (como verdad) para acercarse a un punto -0. (nos parece más adecuado en este caso que hablar de vínculos +K y –K). Son lo que llamamos Elementos Impregnados que se convertirán en Objetos Impregnados de nuestro mundo interno, en permanente “proximidad e interacción” en la Barrera de Contacto. Por seguir la metáfora digestiva del funcionamiento del aparato mental que usa Bion, las entenderíamos como unas enzimas con gran capacidad de influir en el proceso de metabolización de los alimentos para facilitar la producción de ácidos grasos de alto nivel de saturación (escasa capacidad de re-metabolización) que contribuyen a crear estructuras poco útiles tanto para su liberación energética como para su transformación proteica.
Como Función abierta y no saturada que es, la Función alfa, que en su iniciación es evidente que procede del Rêverie materno, se va ampliando con otros registros y representaciones mentales que facilitan y amplían su actividad, representaciones tanto innatas, como trasmitidas o aprendidas de la experiencia.
Dentro de estos registros mentales que pueden “impregnar” esa función y sobrecargarla en un determinado sentido o significado, están los Mitos Familiares.
II- Mitos.- Mitos Familiares
Un mito, – según el Diccionario de uso de la lengua española de Dña. María Moliner – no solo es su concepto clásico conocido de “leyenda simbólica cuyos personajes representan fuerzas o de la condición humana, sino también: “Una Representación deformada o idealizada de algo que se fija en una conciencia colectiva.” Es pues una parte esencial en el recuerdo colectivo, por lo tanto parte de nuestra mentalidad grupal, colectiva o gregaria, nunca separada de la individual. Los grupos forman mitos, la familia lo es y la familia puede formar mitos.
El mito es una narrativa de acontecimientos sucedidos a algún miembro relevante del grupo familiar o a un subgrupo de él, de gran impacto emocional y con cualidades traumatizantes.
Este mito, así establecido tiene la categoría de una creencia valiosa para esa comunidad que lo fija, lo trasmite y lo ratifica a expensas de Ritos, entendiendo como tales comportamientos que avalan la “verdad” de esa historia. En los casos clínicos que nos ocupan el caso A – señor X – estaría impregnado del Mito familiar del Inmerecimiento, y sus repetidos fracasos en su promoción laboral lo ratifican. El caso B – la paciente Y – estaría apresada por el mito familiar de la Pureza-Perfección y su actitud ante la vida lo testifican.
El mito por su coherencia, su característica de causalidad, y por tomar aspectos de la realidad confiere un halo de certeza y de inevitabilidad que le empuja a su conservación y su trasmisión. Al mismo tiempo confiere una identidad, una pertenencia, un vínculo de unión con otros miembros del grupo y le permite al hombre un sentimiento de continuidad al unir pasado, presente y futuro. De este modo su firmeza en poco menos que inexpugnable.
Bion va a utilizar distintos mitos a lo largo de su obra, pero todos ellos van a estar ligados a la Función del Pensamiento y sus vicisitudes. Hay que recordar que para Bion el Pensamiento, el pensar, tiene como objetivo acceder a aquello no percibido, al misterio que hay entre lo que conocemos y no conocemos de cada experiencia sensorial-perceptiva. Aquí se diferencia de los conceptos de pensamiento que tiene Freud: posponer la realización de un deseo y de Klein, aliviar la ansiedad a través de un proceso de simbolización.
III. Mito de Edipo en Bion
En el complejo de Edipo, vamos a ver como Bion no solo lo hace pre-genital si no que lo a-sexualiza, para adaptarlo a las ansiedades y vicisitudes ligadas al hecho de conocer, de saber. Para ello toma otros elementos de la narrativa del mito y dos personajes – buscadores del pensar – cuya forma de hacerlo va a traer consecuencias funestas. Entre estos elementos están:
1.- La Peste que asola a la población de Tebas, y que no desaparecerá hasta que alguien sea capaz de hacer un encuentro y derrotar al Monstruo-Esfinge. Hay que entender esta parte “enferma” como el conjunto de pensamientos emocionales secuestrados por la represión, la escisión, o los No nacidos y formando parte de esa área indefinida y psicosomática de lo Proto-mental.
2.- La Esfinge, monstruo bizarro, formado por partes masculinas y femeninas mezcladas y amenazadoras. Quien quisiera liberar a Tebas y a los tebanos de su desgracia ha de superar un desafío intelectual, resolver un enigma que hace referencia a la esencia evolutiva del hombre. Representaría la matriz más primitiva de los pensamientos, las Normas de nuestro Yo-SuperYo precoz – pareja parental unida contra el desarrollo mental e independencia de los hijos – que bloquean el mundo de los deseos y de los pensamientos individualizados.
3.- Los dos héroes que desafían este conocimiento:
a).- Edipo, que desafía y vence a la Esfinge, esta se suicida, las creencias mágicas desaparecen y él sigue al camino hacia otros descubrimientos.
b). – Tiresias, un viejo ciego adivino que ha sido castigado en su ceguera por sus formas de querer saber (de actuación agresiva amputando una parte de la percepción para hacer una conclusión simplista) y o adaptativas dominado por el temor al castigo.
Creo que nuestros pacientes se adaptan muy bien a la comprensión por este mito visto desde este vértice.
El señor X, es un Edipo que no llega a enfrentarse intelectualmente con la Esfinge, no se hace la pregunta a sí mismo de quién es ni por qué actúa así. La esfinge que son los pensamientos-creencias-mandatos parentales del mito familiar le “vencen”, (mentalmente le matan) y forma parte del colectivo de “tebanos enfermos”, sus aspectos mentales siguen sin desarrollarse.
La señora Y, Lleva el mismo destino que Tiresias. Cuando se pregunta quién es, inmediatamente pasa a la acción, destruye una parte de su historia, sus antecedentes religiosos y “se hace a sí misma” resultando al final una caricatura de perfección como sinónimo de pureza (curiosamente se identifica con la parte que quiere eliminar y le ocurre lo mismo que a Tiresias que cuando mató a la serpiente que era la parte femenina de los dos animales en cópula, fue castigado a ejercer como mujer prostituta). La Sra. Y queda “castigada” a vivir sin la percepción del otro, ciega en su propia vista sin poder confrontarse con la visión del otro, el martirio narcisista, convertida en esfinge y enigma de sí misma.
IV- Interés epistemológico de los Mitos
El punto en el que quiero centrar la discusión sobre estos casos clínicos, es en la importancia de la existencia de Mitos de origen y distribución Familiar, ya sea que vengan del pasado o que traumáticamente se hayan organizado en la actualidad – si afectan a la figura dominante del grupo o a varios miembros de la misma – que funcionando como creencias:
a).- influyen en el modo de hacer pensamientos conscientes, y particularmente inconscientes (de transformación rígida)
b).- condicionan conductas o tendencias repetidas (compulsión a la repetición), en los miembros del grupo familiar,
c).- terminan adoptando “rasgos” de Identidad o “estilos familiares” de manejo de la Ansiedad indicadores de una “invariancia” de “pertenencia o mentalidad grupal” que se perpetúa y se trasmite.
Estos mitos son organizaciones defensivas destinadas al mantenimiento y protección de un Ideal Narcisista, y se reactivan ante situaciones o experiencias que amenacen su estructura, (la situación analítica es una de ellas) y han surgido como una compensación e invasión Superyoica que ha terminado condicionando una Identidad. Se constituyen como una narrativa dotada de una gran fuerza afectiva particularmente resistente a todo proceso de cambio.
Desde este punto de su “influencia organizativa” tienen la misma “fuerza” que Freud atribuyó a los que se ha venido denominando como “mandatos familiares”
El mito familiar es, en mucho, semejante a la “novela familiar”, aunque se mueve en un mayor grado de abstracción que el de una sobre-compensación a la frustración del deseo edípico. Tiene como desventaja de aquella que se fortalece a expensas de conductas o de determinados “roles” de funcionamiento social de los miembros de la familia que lo van ratificando con sus comportamientos como si fueran Ritos; esta tendencia a estar en el mundo de “la acción” hace al mito más resistente al cambio. Su Resistencia aumenta en virtud de que el Mito individual está incluido dentro de una Mentalidad Grupal familiar de raíces más firmes.
Estos pensamientos sobre-mitificados (resultantes de la interiorización de experiencias ajenas) funcionan como auténticos “Objetos internos impregnados” que marcan un perfil de funcionamiento identitario del individuo al mismo tiempo que le impiden la permeabilidad para hacer nuevos pensamientos sobre nuevas experiencias.
En nuestro trabajo psicoterápico nos les vamos a encontrar como Objetos Internos que pueblan una Realidad Interna hacia la que se aferra y huye el paciente ante determinadas ansiedades, particularmente las que cuestionan su identidad, su deseo y finalidad de “estar en el mundo”.
V.- Los mitos.- Su ubicación en la tabla de Bion
Probablemente lo entenderemos de forma más práctica si lo llevamos a la Tabla de Bion. Los Mitos, aunque puedan nacer en la Hilera C de la tabla, por la expectativa que conllevan son auténticas Pre-concepciones (Hilera D) a la espera de una Realización-confirmación para transformarse en Conceptos (Hilera E) que constituye el mundo de LAS CREENCIAS. En el discurso, y dentro de las columnas, se moverían en la columna 1-3, como hipótesis definitorias a las que se añade una Notación (ampliación de datos) a la espera de su posible realización que las convertiría en elementos de la columna de la Resistencia (columna 2, φ).
Posibles aplicaciones técnicas.
Entendemos nuestro trabajo de psicoterapeutas como la aplicación de una técnica al servicio de un desarrollo del aparato mental del paciente, en la creencia de que facilitar la creación de pensamientos hacia una Verdad, en este creemos seguir el principio bioniano de que La tarea terapéutica es poner pensamientos donde no los hay (en este caso modificar unos pensamientos rígidos en otros con mayor posibilidad de acercarse a la verdad del mundo interno del paciente), y de que como analistas deberíamos de intentar transformar lo intuido en una formulación con capacidad negativa y eligiendo para ello la comunicación verbal.
Nuestra tarea, es instar al paciente a un conocimiento de su mundo interno, hacia vínculos K que le aproximen a ese mundo, a facilitar conocimientos “no estáticos” a evitar que utilice estos vínculos K en su versión negativa (-K) para evitar el dolor, evitando una elaboración “mentirosa” de la percepción de las realidades.
Dado que los pacientes nos venían “muy armados de creencias” en forma de Pre-concepciones que buscaban en nosotros una ratificación, una realización positiva para transformarse en Concepciones-Conceptos aún más rígidos, pensamos que si le ofrecíamos como “respuesta” otra serie de Pre-concepciones muy poco saturadas y “abiertas” podían no solo servir de Continentes a las suyas, sino como Contenidos que podían entrar como elementos en sus discursos-preconcepciones y lograr alguna variación de éstos para aproximarse a un proceso terapéutico.
El material que ofrecíamos estaba básicamente constituidos por otros mitos o metáforas de importante carga de imágenes y de narrativa emocional para que pudiera despertar el interés del Otro. Con estas “historias” recreadas y particularizadas a cada caso, se aportaban elementos fácilmente “alfa-betizables” para la construcción de nuevos pensamientos.
En la Tabla de Bion, nuestras intervenciones corresponderían también a la Hilera C de la tabla (Pre-concepciones), empleadas como Construcciones no excesivamente saturadas ( C-D 1-3) que contenían elementos de la narrativa del paciente junto a otros elementos nuevos o distintos que pudieran generar un choque contra aquellas creencias. De esta manera ofreceríamos de forma paralela, Pre-concepciones y concepciones no tanto resistenciales (φ de la columna 2 ) como en “Hipótesis definitorias” (columna 1) que intentaban conectar en algún punto atraídas por la necesidad-deseo de aliviar el sufrimiento depresivo.
Lo interesante en nuestra idea de trabajo con estos pacientes, era lograr la existencia de un conjunto dinámico entre nosotros y ellos, un conjunto que permitiera la interacción constante entre distintas estructuras o pares: Yo/otro – ♀♂ – PSàßD – orden/desorden – organizado/desorganizado – , etc., y la flexibilidad de éstas para ser intercambiables ♀ que pueda ser ♂ y viceversa, para poder organizar la experiencia a través de un cambio continuo y permanente. Es por eso que se supone la necesidad de la existencia de dos personas para el cambio.
Nuestras intervenciones serán actuaciones interpretativas en cualquiera de las modalidades que señala Bion como facilitadoras de un cambio. Ya fueran tomadas en su totalidad o en parte, podrían interactuar bajo la forma de: a).- como un “Hecho seleccionado” (HS) que de coherencia a un material, b).- como un comentario significativo que puede dar lugar a otra significación c) .- como una organización psíquica nueva que hace posible otra organización mental o d) como un objeto a poseer, tal vez porque contenga elementos escindidos del Self del otro y se los adhiera como la única forma de integración posible (aquí entrarían estructuras del tipo de identificaciones adhesivas o el seudo-insight intelectualizado). Y tendrían como común facilitar en el otro aparato mental una experiencia de cambio continuo y permanente más próxima a una Verdad Emocional.
Tal vez se podrá objetar nuestra posición en la relación con el paciente, que formalmente se parece más a la de comensal que sigue al lado del otro sin influirse mutuamente, esto correspondería solo al aspecto formal de la misma; en su dinámica estamos más cerca del “vínculo simbiótico” por su capacidad modificadora y desde luego la evolución de los casos nos aleja de las características del “vínculo en la modalidad parasitaria” destructiva de producciones psíquicas. Hay que tener en cuenta nuestro marco de trabajo y el tipo de pacientes al que nos enfrentábamos.
Son pacientes en cierto modo semejantes a los pacientes afectos de “Claustrum” de D. Meltzer, necesitados de una identidad separada, de pensamientos “no coagulados”. Con un proceso de evolución obstruído por la impregnación de un aparato de pensar, y de unos pensamientos en el que la diferenciación con un mito familiar estaba anulada y los productos mentales: pensamientos, actuaciones, carácter etc.. prisioneros de otro y marginados de su propia afectividad y creatividad respecto al mundo.
Partiendo de la aseveración bioniana de que el psicoanálisis es más fácil hacerlo que explicarlo, es por lo que hacemos un uso – tal vez excesivo – de los casos clínicos presentados en el intento de que sea mejor entendido nuestro trabajo, y que la utilización que se ha hecho de este modelo teórico no haya sido una transgresión al mismo.
Traemos aquí un resumen-transcripción de algunas sesiones de ambos casos donde creemos que se traducen mejor nuestras ideas.
Caso A.-
Retomemos a nuestro paciente. En la sesión anterior había traído dos sueños unidos por un elemento psicoanalítico: el color Negro. En uno de ellos soñó que se dormía mientras participaba en una conferencia; solo recuerda la existencia de una pantalla negra que le invitaba al descanso y del que se despertó sobresaltado. En el segundo sueño se encontró muy turbado porque al salir a exponer públicamente uno de los productos que representa, se le había manchado un ojo y la cara con color negro (su trabajo le lleva a tener que manipular materias coloreadas) que alguien le dijo que debería de limpiarse antes de hacer su exposición. Llegamos a significar ese elemento del sueño como una “lágrima negra que debería de ser limpiada antes de su exposición pública”.
Podemos decir ahora que la Función alfa había actuado sobre los estímulos aparecidos en el sueño impregnándoles de “color negro”, convirtiéndolo en elemento α al que luego añadiendo elementos pudimos convertir en una Pre-concepción
No acudió a la sesión siguiente porque no fue capaz – según comentó él – de liberarse de tareas para sus jefes.
Y una semana después, el trabajo en la sesión nos condujo a conectar ese elemento perceptivo cromático con toda la “historia negra de la familia” que él había asumido para sí y que se conectaba con la creencia mítica del éxito impedido, así como en el esfuerzo constante y los deseos de reparación (desplazado ahora a hacer exitosos a sus compañeros), sin poder especificar muy claramente en cual era esa historia negra. Él apenas había hablado de su familia salvo para manifestar una crítica a su sistema exigente de educación y de privación de experiencias personales.
Ya en la sesión que sigue empieza a hablarme de su funcionamiento mental separado en núcleos, uno de los cuales – el más importante – lo ocupa el Mito de la historia traumática familiar de su padre (nunca lo había hecho explícito), que le tiene apresado y del que no se puede escapar. Le impone un estado de ánimo Depresivo permanente con ideas de culpa e inmerecimiento, le empuja a un esfuerzo constante sin esperar premio (una especie de castigo de Sísifo en el que la Bola de pensamiento llega un momento en que se tiñe de negro, desanda el camino y vuelve a su punto de partida) y una compulsión a la Reparación de otros.
Evidentemente las cosas no ocurren como uno espera, y una semana después vuelve a repetir una experiencia de inhibición al anular un viaje proyectado para él y el desarrollo de un nuevo producto de la marca, que ofrece a un compañero. La sesión tal como se planteó fue muy rica y la elijo como ejemplo de esta forma de interactuar a base de pre-concepciones o de “construcciones míticas” de la pareja analítica.
Ps- A su comunicación del boicot que él hace a sus proyectos, yo le subrayo como un punto central de su problema la dificultad para tener y mantener deseos propios.
Sr X.- me comenta la historia de un compañero de trabajo que a pesar de la dificultad física que le impone padecer una enfermedad degenerativa sigue con su trabajo activo y creativo.
Ps.- Le digo que él también tiene ese deseo de superar las dificultades que le impiden actuar de forma creativa pero que maneja las posibilidades de una forma contraria a esos deseos. Y me permito “contarle” entonces una especie del Mito adaptado de “La Bella Durmiente” Partiendo de la imagen de un príncipe que cuando le toca heredar un reino, su padre se convierte en un fiero dragón que le apresa en su propio castrillo y le obliga a rodear éste de un bosque impenetrable para evitar la salida o la entrada de nuevas cosas. Cada vez que encuentra una posibilidad de salir por la llegada de un personaje o por una oferta de trabajo, lo que hace es convertirla en otro dragón y hacer con él trabajos de oscurecimiento del monte y aumentar su carácter impenetrable.
Sr X.- Dice que él es el príncipe que vivió siempre en un hermoso castillo protegido por el Rey que le cuidaba y le guardaba de toda contaminación y de que saliera a la tierra y escarbara para evitar que pudiera “mancharse” con la realidad, con lo vulgar. (da una nueva significación de la mancha, está trabajando su función alfa y tal vez hubiera sido interesante hacer una construcción desde el Ideal narcisista)
Ps.- Lo que hizo ese Rey dragón fué encerrar al príncipe en el calabozo y sustituirlo por unas fotografía donde se miraba a sí mismo más joven y más satisfecho.
Sr X.- Pero yo no estoy encerrado, tango muchas actividades (huidas a su defensa de la realidad externa y de la actuación)
Ps.- Sí probablemente en vez de una fotografía le sustituyó por un robot con su imagen para utilizarlo solo para él. (intento una y otra vez ofrecer Pre concepciones cargadas de imágenes para instar al trabajo de su Función alfa)
Y hace un largo e inhabitual silencio del que yo pienso como de elaboración y en el que se permite una relación de no adaptación, permitiéndose no darme cosas para facilitar mi trabajo ni defenderse con el discurso.
Al final, el silencio se interrumpe con una especie de “pataleta de defensa en negación”. Quita importancia al problema, valora su actividad burocrática y secundaria y me cuenta la trama de una novela cuyo protagonista, una niña africana con muy pocos recursos básicos, y a expensas de un gran esfuerzo, tuvo al final la suerte de salir de la situación y llegar a salvar la vida del Rey de Suecia. (¡¡¡ El Mito por encima de todo!!! ¡¡Lo reprimido reaparece en la defensa!!).
Sin embargo salí con la impresión- a pesar del arrebato defensivo final – de que mis “historias” circulaban en órbitas no demasiado lejos de la órbita fija en la que circulaba su mito familiar y que en algún punto tocaría su núcleo básico.
Tengo que subrayar que otro modelo teórico psicoanalítico se había intentado con él con resultados negativos. Interpretaciones directas a referencias transferenciales no tenían ninguna aproximación a cualquier tipo de insight, y el abordaje edípico desde el enquistamiento de un complejo de Edipo invertido como base de conductas de sometimiento homosexual fueron rechazadas violentamente con producción de una RTN y una rotura del vínculo analítico, por eso se tomó este modelo teórico-técnico de inspiración bioniana)
Caso B.-
El problema central de este caso sería cómo elaborar su Ansiedad de Castración, desencadena por la proximidad de su jubilación, que vive de forma muy dramática equiparándola a la muerte y la dificultad para re-organizar su vida de forma aceptablemente satisfactoria.
Hago una descripción de cómo era la situación analítica y la sigo de un pequeño resumen de las tres sesiones que la siguen.
La paciente llevaba alguna semanas centrando su discurso en torno a la muerte, en su inexorabilidad, en su carácter impensable y en su verdad rotunda, dando a la enfermedad el “valor despreciable” de un error evolutivo. El discurso era planteado de forma fría, intelectualizada, lógica, sin asociar ninguna emoción particular y apoyado siempre en ejemplos o metáforas para subrayar su veracidad. Solo dudaba entre la conveniencia o no de pensar en el suicidio, porque aunque desagradable – y ella se veía lejos de su realización – tenía la ventaja de que cuando llegara la muerte viviría esta situación controlada porque la habría pensado previamente.
Aunque entendía su necesidad de proyectar en mí su impotencia y su derrumbamiento de creencias, parecía que me obligaba a la contemplación aceptada de una quema “a lo bonzo” de sí misma, y tal vez empujado por ello y por mi maltrecho narcisismo intentaba añadir alguna argumentación usando distintas perspectivas teóricas que intentaban ser “tranquilizadoras” probablemente más para mí que para ella. Pero la verdad es que tenía la sensación de ir por caminos paralelos sin que pudieran confluirse emocionalmente en algún punto. Ella podía cambiar la argumentación o la metáfora que más la convenía para intentar convertir sus creencias en verdades compartidas. La tarea terapéutica parecía inútil.
Al final de una sesión, la paciente, seguramente con mayor vértice psicoanalítico que yo, me comentó que temía estar haciéndome daño con sus palabras pensando que yo tengo más edad que ella (no es una psicótica en la que las palabras se hubieran convertido en cosas en sí mismas peligrosas) si no que era una manera de revelarme la intencionalidad de su discurso: colocar en mí sus partes destruidas con yo muy frágil – invadido por el SuperYo – incapaz de hacerse cargo de ellas, y una forma de hacerlo: La identificación Proyectiva al servicio de la Comunicación. Eso me permitió, por única vez, hacer una interpretación transferencial, ortodoxa y genética: Viene aquí – le dije – a probarme y ver si soy capaz de sobrevivir (pensar) a sus ataques dialécticos, y observar si hay vida después de la mutilación laboral (castración); a lo que se añade un ataque y una crítica a los pensamientos de su padre que le impusieron una ideología no deseada, y que ahora devuelve en mi persona. (Tengo que decir que esta intervención no logró ningún insight especial).
Poco tiempo después el tema de la muerte se cambió por una cefalea, e la que renegó su conexión con problemas psíquicos. Sería terrible para mí – apostilló – convertirme en una vieja deprimida y quejosa corporalmente por problemas psíquicos. Y sin embargo la erupción de este sufrimiento mental somatizado era para mí una posible brecha abierta a su mundo interno desde su caparazón defensivo.
El discurso iba cambiando y significándose de manera distinta; me habla ya en un tono menos dramático de su tipo de vida que siente como una condena, que la aprisiona a vivir en un círculo empobrecedor muy limitado de personas y pensamientos, y a reducir su vida de fantasías, experiencias y realidades de retorno a esta situación.
Yo tengo en la cabeza en esos momentos una copla española “La cárcel de oro”, y le digo que está apresada entre las rejas de una Idealización, que cada vez que sale a tener nuevas experiencias, ve que estas no son ideales y retorna a este refugio donde encuentra su ideal en su intento de ser perfecta.
Como respuesta, esta vez, en lugar de un discurso defensivo, lo que expone es una construcción explicativa de su vida, un tanto desdichada y vacía en la que toma como base la educación familiar recibida y la presión hacia una profesión que condicionaba su forma de pensar. A este discurso, yo de forma paralela y mantenido alguna de sus afirmaciones le coloco al lado otro al que añado algunos tintes psicoanalíticos. Subrayo su estado básico del estado de ánimo depresivo y lo remito en sus inicios a la carencia infantil de afectos por ambos padres. Su imposibilidad de desprenderse de la admiración por su padre y cómo fue sustituyendo a éste por Dios, por la práctica religiosa, luego por ella misma y finalmente por el Ideal de la Pureza y de la Perfección que le representaban como valores. Ahora, con el desmoronamiento que ella vive por su jubilación, se queda sin campo donde actuar ese valor y lo lleva hacia sí mismo ante la vida y la muerte. Ha hecho del valor de la Perfección su propio carcelero y ha convertido su vida en un martirologio. Seguramente de aquello que pretendió escapar.
La paciente aceptó mi discurso en silencio, no lo contra-argumentó, y al cabo de unos minutos me preguntó si yo veía alguna salida de esta situación porque ella lo dudaba (había mucha diferencia de esta paciente en esta sesión a la administrativa arrogante que lo sabía todo). Yo ahí sentí realmente pena por ella, tal vez tenía lo que ella no podía hacer: un pensamiento emocional de tipo depresivo.
En la sesión siguiente – última de las que tenemos recogidas – la Sra. Y, venia francamente deprimida, con una imagen de sí misma muy empobrecida y separada del mundo por una especie de “muro de cristal” – estas eran sus palabras – que sentía que le colocaba al otro lado de la vida, muro que yo significo como la idea de pureza-perfección que siente como un mandato familiar paterno (mito) que no puede ni se atreve a romper.
En su afán de dar sus propias teorías y metáforas, ella me habla de que su situación se parece más a una dieta alimenticia: no come lo que le gustaría y con lo que come no encuentra satisfacción con lo que se vuelve a la misma situación de minusvalía y culpa que antes.
Introduzco entonces como “historia mítica” una especie de Edipo adaptado (a ella le resultan muy familiares estas narrativas analíticas incorporadas de forma intelectual parablemente por motivos Resistenciales. Le digo que su caso sería como el de un Edipo que después de resolver el enigma, eliminar al monstruo y matar al rival no encuentra ni el amor de la mujer ni la desaparición de la peste, se sentirá frustrado, arrepentido de su aventura y triste.
Ella queda enganchado a la narrativa del mito, disculpa la ingenuidad de Edipo que no reconoce al padre en el anciano muerto, y me comenta un periodo de su vida en la que se sintió feliz, porque en el colegio fue la preferida de una Profesora-superiora que la distinguía con favores especiales; las compañeras le preguntaban qué había hecho ella para merecer esa distinción y les respondía que nada, y le pareció que lo que ellas pretendían era saber si había juegos de engaño y seducción para adquirir aquél mérito. Ella no se lo permitiría, y por temor a que lo creyeran posible, desdeñó la posición de favoritismo que había logrado.
Con ese material intento completar este mito de Edipo personificado que había iniciado y le digo: – Ud. mata al padre reconociendo que lo es, lo hace sin esfuerzo porque es viejo y frágil, y se encuentra que seducir a su madre es fácil y posible (tomo esta idea de un “recuerdo infantil” en el que fantaseaba a su madre y a una tía como mujeres “buscadoras de hombres” – eso formaba parte de su novela familiar -) . Tener esos deseos – continúo – y su posible realización se le tiene que antojar un Deseo Terrible e Impuro. Tal vez ha pensado que no tenía más remedio que renunciar y anular toda posibilidad de Deseo porque éste no se separaba del concepto de Impureza. Y añado – Por eso no puede romper el Muro de Cristal, solo puede ver pero no traspasar porque rompería el ideal de la Perfección y la Pureza que exigía su mito familiar.
La paciente quedó en silencio hasta el final para terminar comentando que tendría que pensar eso.
Bueno, supongo que es elaborar otra teoría, otra metáfora que lo anule, pero … ese es nuestro trabajo de Elaboración …..
Conclusiones.
No es fácil concretar el motivo de este trabajo tal como se ha presentado. Es más sencillo decir lo que no es.
No es desde luego mostrar una técnica frente a un determinado tipo de pacientes ni un estilo de trabajo que pueda generalizarse. No hay que olvidar el marco en el que se realiza el trabajo: Un Encuadre Limitado a una frecuencia de una sesión/semana donde los niveles de regresión están muy controlados y donde la transferencia se diluye en objetos y situaciones fuera de la situación analítica y donde la Resistencia tiene un gran campo de actuación – tanto en la realidad interna como externa – para ejercer su actuación modificadora de nuestro trabajo de las sesiones. En los casos clínicos que presento, no cabía una psicoterapia focal, por su propia clínica, y se habían ensayado otro tipo de intervenciones interpretativas desde otros modelos más clásicos y ortodoxos que no habían modificado en nada el proceso. Y eran enormemente refractarios a la aceptación de interpretaciones de modelos clásicos
Fue por eso por lo que ensayamos una actuación dirigida hacia el modo de hacer pensamientos y particularmente hacia los obstáculos que impedían la aparición de pensamientos nuevos, pensamientos no atrapados en esos prejuicios-creencias que venían de Mitos familiares.
Encontramos en el modelo teórico de la Teoría del Pensamiento de Bion y en su Tabla una posible base de apoyo y de guía para poder caminar respaldados.
No pretendíamos tanto crear pensamientos sino facilitar la posibilidad de otros menos rígidos, y para ello presentamos a los pacientes otras alternativas de pensar, ofrecidas en forma de cuentos, nuevos mitos o metáforas paralelos, evitando cualquier forma de intrusión violenta en su aparto mental, y huyendo de referencias a “realidades del mundo externo” más proclives a facilitar resistencias. , y que los ofrecíamos en forma de pensamientos paralelos
Lo que me interesa mostrar aquí no es el trabajo de las sesiones, sino el intento de lograr una evolución hacia un mayor contacto con su mundo emocional interno y el método usado: mostrar construcciones teóricas, hipótesis aparentemente definitorias pero convertidas en Pre-concepciones, jugando en doble papel de Continente-Contenido para aquellas Pre-concepciones del paciente (pensamientos impregnados) que buscaban en nosotros una afirmación (una realización) que las convirtiera en Conceptos aún más rígidos e inamovibles.
Creemos que las muestras clínicas que presentamos pueden ayudar a explicar de forma más concreta y práctica tanto nuestro trabajo como signos que claramente denotan la iniciación de un Proceso Psicoterapéutico.
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Resumen-
Intentamos hacer una aplicación práctica en la metodología de la Psicoterapia Psicoanalítica apoyándonos en la Teoría del Pensamiento de Bion (particularmente en el trabajo de la Función α y de la Barrera de Contacto) y su desarrollo desde La Tabla.
Nos encontramos en la clínica con la existencia de una tendencia a la producción de pensamientos que no lograban continuar la cadena de sucesión genético-evolutiva porque estaban bloqueados por la presencia en el mundo interno de los pacientes de una serie de Factores que tenían gran capacidad de influencia en estas construcciones.
Estos factores han devenido de representaciones mentales, en forma de pre-concepciones o creencias ligados a acontecimientos del grupo familiar que han quedado fijados como Mitos familiares de escasa movilidad y que condicionan el bloqueo del proceso creativo de los pensamientos cristalizando en formas truncadas que hemos denominado “Objetos impregnados”. Estos objeto conservan y perpetúan parte de los mitos de los que proceden, dan lugar a manifestaciones de carácter y/o conductas del campo de la Psicopatología entroncadas con estructuras narcisistas. Lo completamos con dos ejemplos clínicos.
Añadimos al trabajo un desarrollo del concepto de Mitos según Bion, y más detalladamente del complejo de Edipo desde la perspectiva del conocimiento.
Y finalmente, aprovechando los casos clínicos, describimos una aplicación práctica con la utilización de nuestras intervenciones interpretativas en forma de construcciones metafóricas (cuentos, mitos, etc., ”adaptados a cada caso” ) que son ofrecidas como otras pre-concepciones circulando en paralelo a las creencias de los pacientes. Conscientes de la dificultad de una interiorización, creemos que estas construcciones circulando en paralelo y en la proximidad a sus creencias, pueden constituirse en ser una alternativa a ellas para iniciar un proceso de cambio.
Palabras clave: Pensamientos, Función alfa, Barrera de Contacto, Objetos impregnados, Mitos, Mitos familiares. Pre-concepciones, concepciones, creencias.
Valentín Rodríguez Melón
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