Básicamente la disminución de la Frecuencia de sesiones se va a traducir en una MENOR REGRESIÓN y las circunstancias que se derivan de ella.
A.- La 1ª, es que hay una “mayor cantidad de realidad externa ” que impregna toda la situación analítica, y que se traduce en:
a).- Un tipo de discurso verbal que generalmente va a tender a ofrecer 3 modalidades
- ser una narrativa sobre aspectos de la realidad externa – generalmente conductas propias o ajenas evaluadas como anómalas –, de las que se busca una significación que favorezca sus proyecciones, o a las que intentará aplicar nuestras interpretaciones en forma de conductas de adaptación.
- o bien constituirse en un material muy seleccionado y muy intelectualizado, en el que se busca sustituir la asociación libre y el intercambio emocional por una dialéctica racionalista. Dentro de esta modalidad es muy frecuente el tipo de “comunicación en trivial”, semejante a ese juego de mesa tan conocido, y en el que el paciente trae ya a la sesión una reflexión-valoración sobre alguna parte de su personalidad y busca en nosotros una respuesta que ratifique o rectifique sus teorías.
- a bien un conjunto de quejas vivido como síntomas focalizados y repetidos de los que el paciente espera una intervención para eliminarlas de manera mágica, por la similitud que tiene con una consulta médica.
b).- La relación con el terapeuta se hace básicamente con el personaje de la realidad que representa a través de sus signos externos, – relación por supuesto favorecida por la situación “cara a cara”- , y que determina:
- Una importante disminución de la movilidad y plasticidad de la Transferencia, que suele quedar bastante rígida y fijada a un momento evolutivo.
- Cada encuentro con el Terapeuta va a estar dominado por la búsqueda de impacto y por una intencionalidad predeterminada. Aquí la Transferencia viene dada por “el qué nos hace el paciente”, deducida por el comportamiento en la sesión, el tono de exposición de su discurso, la forma de exponer sus contenidos, más que el significado de éstos, o la contrapartida contratransferencial que nos reactiva. Es el AQUÍ, AHORA Y CON MI PERSONA la forma en que se manifiesta la transferencia.
- Dentro de este tipo de relación, merece la pena destacar – por su tendencia a la repetición – las distintas presiones conscientes e inconscientes que hace para modificar la posición o la actitud que el psicoterapeuta adopta en ese encuentro.
c).- Una mayor tendencia a la utilización de las interpretaciones como canon de adaptación a la realidad externa
d).- Un uso de personas reales en forma de relaciones más o menos estables.
Paralelamente al tratamiento vemos que este tipo de pacientes establece relaciones particularmente significativas con personas de la realidad. Se trata de auténticos Objetos experimentales de los que se sirve para depósito, recuperación o recreación de nuevas vías de interacción: emocionales, cognitivas, etc.. (Parece que este objeto externo–auxiliar cumple las funciones del espacio transicional winnicottiano que no observamos claramente dentro de la Situación analítica). Y desde luego no tiene la misma valoración que un “acting out” dentro de un proceso psicoanalítico, puesto que no rompe la relación con el analista ni está al servicio de escindir algún aspecto del Yo, sino la de dramatizar o la de integrar algún tipo de relación de objeto.
Recuerdo ahora un caso con importante sintomatología perversa, que paralelamente al tratamiento estableció una relación con una mujer que empezó siendo de “uso” y acompañamiento de sus fantasías en sus relaciones sexuales, que posteriormente pasó por una época de “enamoramiento” con un bonito idilio, y que pude seguir observando – por espacio de 3 años – hasta convertirse en una relación de pareja adulta con vínculos predominantemente de cuidado. Siempre un poco por detrás de esta experiencia externa se iba también modificando su vinculación conmigo desde actitudes muy defensivas y persecutorias – en las que exploraba mi reacción y adecuación a lo que él consideraba un cliché psicoanalítico – a posiciones que facilitaron mejor nuestro trabajo.
Y el caso de un paciente narcisista, con profundas carencias, con multitud de fracasos terapéuticos anteriores que no modificaban su estructura intelectual y autosuficiente, con incapacidad para poder tolerar y compartir cualquier experiencia con otro. Durante su tratamiento hizo una nueva relación con un hijo seriamente afectado por una fobia y que hasta ese momento permanecía “ignorado” para él. En esta nueva relación no solo pudo conectar – de forma proyectiva – con sus aspectos más vulnerables sino que pudo además establecer una nueva posición del “otro”y de sus necesidades de vincularse emocionalmente con él, que trasladó al final a la situación analítica y a su mundo habitual
B.- La 2ª característica de esta limitación del Encuadre es la ubicación espacial del Objeto-Terapeuta.
También influido por la “dosis de realidad” que antes señalamos, el terapeuta está siempre vivido en un espacio externo y ajeno al Yo del paciente, y como tal va a sufrir las mismas vicisitudes que sufre cualquier objeto exterior.
Así, este Encuentro-Adaptación con el terapeuta va a estar marcado por:
a).- La Equiparación y estandarización a los múltiples personajes de contacto que encuentra a lo largo de su vida y en los diferentes grupos: familia, escuela, amigos, etc. que son temporales, cambiantes, sometidos permanentemente a separaciones.
b).- La Contaminación de la influencia Tecnológica en el fenómeno de la compresión humana, que tiende y cree en un Uso sin conocimiento.
c).- La “Banalización” . A modo de comentario podemos comparar la diferencia que todos percibimos cuando alguien dice “voy a ver a mi analista” (con esas características de particularidad e intimidad que tiene la frase) de lo que es oír “voy al psicólogo”, como algo menos trascendente, casi deportivo, público y un poco frívolo que tiene de connotación la frase.
d).- Esta colocación externa al Yo, y por la actitud general de rechazo que se tiene a aceptar la jerarquía o autoridad de este tipo de personajes exteriores con los que se nos equipara, influye mucho en la manera de recibir nuestras interpretaciones.
Es difícil que promuevan directamente un insight. Lo más probable es que durante la hora analítica tengan reacciones del estilo de:
- o son indiferentes
- O son atacadas, corregidas, confrontadas o neutralizadas con argumentos o acontecimientos “de esa realidad externa”, o desviadas a otros puntos de interés.
- o se adhieren a ellas de forma idealizada o parasitaria presentando los rasgos de una identificación adhesiva
- O hacen un intento de traducirlas en comportamientos.
C.– Y la 3ª consecuencia va a ser el tipo de relación que establece con el psicoterapeuta caracterizado por dos rasgos fundamentales:
a).- El Uso que probablemente es la característica más notable. El paciente Usa al terapeuta tanto para el mundo externo como para el mundo interno, sin sentirlo como formando parte permanente de su núcleo del Yo, de su identidad, permaneciendo siempre en una posición periférica adecuada a sus necesidades adaptativas.
Esta utilización sin participar en la identificación es la base por lo que le denominamos Objeto Útil en Psicoterapia. ,
Y b).- el Control,. particularmente llamativo en la Posición “Cara a Cara”, donde todos los elementos verbales (discurso) y paraverbales (gesticulación, tono, etc.) tienen una primera intencionalidad de “impactar” al otro-terapeuta y buscar un aliado inmovilista.
Es un contacto donde no prima la búsqueda de pensamiento ni de colaboración, sino que el terapeuta asuma un papel determinado, coaligado con sus defensas, en resumen, una relación colusiva..