Dice Freud cuando decide escribir sobre el caso Schreber que cuando uno se decide a publicar alguna idea que pueda no ser bien aceptada por la mayoría, lo que podríamos denominar ahora “políticamente incorrecto”, hay que renunciar a nuestra parte depresiva, temerosa o exageradamente autocritica, y aprovechar aquella parte paranoica que tenemos, en mayor o menor grado, en cada uno de nosotros, para defender lo que creemos nuestra verdad frente a las incomodidades de escuchar rechazos a la misma. Lo recuerdo ahora porque mi trabajo pueda parecer al filo de lo paranoide para aquellos que prefieran juzgarlo y evitar entenderlo, o elijan rechazarlo para no tener que pensar más allá de aquellos pensamientos impuestos por “el bien común de la comodidad observadora y no participante”. Tengo que decir que entiendo estas posiciones; a veces a mí también me gustaría estar “de oyente” en esta vida..
He leído en la prensa que el grupo político municipal de Ciudadanos, va a facilitar con su voto que el grupo de “opresión mayoritaria” que gobierna el Ayuntamiento de Madrid, pueda abrir y convocar un referéndum sobre la celebración de las corridas de toros en su territorio. Soy un viejo aficionado a los toros, quizás más inclinado a la manera antigua de verlos y entenderlos así como a la Cultura que rodea a la Tauromaquia, (que a la mayoría de los espectáculos taurino-turísticos que hoy se ofrecen – los pocos que se atreven a patrocinar actos de esta naturaleza -, y que son la consecuencia de una cierta degradación de la pureza de la misma.)
Y como tal, entiendo que este aparente ejercicio de libertad de elección ciudadana no es un ejercicio auténtico de democracia, sino una burla grotesca en nombre de la misma que perpetra un ataque grosero, ladino y certero contra la Fiesta, llámese Nacional o Brava para no herir susceptibilidades, – peligroso juego lingüístico que empieza por hacer concesiones y se termina desnaturalizando la esencia de las cosas – . Ataque no surgido de la ocurrencia de unos pocos, ni del esnobismo ignorante de una juventud que identifica progre con ignorancia, sino un ataque sistematizado, intencionado a la larga y desde unos poderes ignorados en su procedencia pero claros en su intencionalidad de control de masas.
Señalemos 3 puntos diferenciados y complementarios de este ataque:
1.- El Referéndum, como práctica que da “respaldo popular” de una decisión comunitaria. Quiero mencionar de paso una anécdota que me conto un amigo dedicado a la enseñanza, en aquellos años de probaturas asamblearias en una región española y donde la ESO (o cualquiera de sus sucedáneos) intentaba abrirse camino. MI amigo en su clase de literatura hizo una pregunta a un alumno sobre el Romanticismo. Éste por supuesto no había preparado previamente el tema (las horas de descanso eran sagradas), y el curso por mayoría decidió que lo mejor era hacer un “estudio de campo” para saber lo que la gente conocía del tema y también como medida de lo que a ellos se les podía exigir. Salieron luego a la calle, y durante la hora de clase se dedicaron a preguntar a la gente (era hora y proximidad de un mercado) lo que conocía del tema. No es difícil imaginar la profundidad del conocimiento de los datos obtenidos. Con el resumen de la encuesta se cerró, se pasó y se sobrepasó el tema del Romanticismo. Esa era la verdad asamblearia del tema.
La práctica del Referéndum nos coloca ante un concepto – y luego ante una decisión – fijado al momento actual y mediatizado de la idea que se propone, en este caso de los toros, despojado y expoliado de su contexto histórico y de su significado simbólico para la cultura española.
Resulta cuanto menos ingrato no reconocer que los toros – como todo espectáculo de masas – son portadores de sentimientos grupales o gregarios (parte nuestra rechazada per eficiente) de base emocional, muy primaria y que tiende a las descargas a-simbólicas y actuantes si no se frenan y son contenidas por una significación, una simbolización, que las matice, retenga, module y ofrezca la posibilidad de hacer un pensamiento sobre ellos.
A lo largo de la Historia de España, los Toros han polarizado y contenido el sentimiento de Rivalidad, tan proclive ene nuestro colectivo, evitando o posponiendo la traducción de ésta en peleas tan terribles y crudas como fue nuestra última Guerra Civil. A lo largo de la 2ª mitad del XIX y particularmente del primer cuarto d siglo XX, la Rivalidad entre toreros contenía la rivalidad entre seguidores y bandas (como ahora ocurre con el otro fenómeno de masas que es el fútbol) templando y posponiendo descargas de esa pulsión agresiva. (Como detalle curioso hay que señalar que los escarceos militares y sublevaciones que terminan en la Contienda Nacional se inician cuando ha finalizado el período de máxima rivalidad entre las Figuras del Toreo como eran “Joselito el Gallo”, muerto en 1920, y Juan Belmonte, retirado en 1925.
Como también ha sido la Tauromaquia uno de los tutores que monitorizan ciertos movimientos culturales como la generación del 27; que ha elegido mártires como chivos expiatorios de la culpa de nuestros enredos cainitas, (Manolete) y que ha buscado héroes-galanes útiles a la exportación (Dominguín, Ordóñez, El Cordobés) para abrirse camino allá por los años 50-60 y atraer la atención de la cultura-interés-economía americana.
De estos ropajes no se le puede desnudar a nuestra Fiesta porque los Toros han sido historia de España. Renegar de esta realidad es propio de ladrones o de burladores de feria, trileros al fin y al cabo, de la verdad. Los Toros no pueden ser un objeto a juzgar alejados de su historicidad, de su enraizamiento en nuestras tradiciones y partes de nuestro carácter. La Esencia de la Torería que es la capacidad para afrontar e intentar burlar con dignidad., empaque y gracia las situaciones difíciles que la Vida o la Muerte nos presenta en cualquier momento, forma parte de ese acervo de posibilidades de nuestra forma de ser y reaccionar.
Ignorar esto, solo es posible en bobos de nacencia con limitación de ideas o de imaginación, en cabezas resentidas, odios desmesurados, pijos sin cabeza o productos de la ESO. ( Y supongo que no puedo evitar decir que esta descripción hace referencia al sustrato emocional dominante de nuestras opciones políticas)
2º.- Ataque a la Fiesta (desde el vértice de lo festero, el divertimento y la alegría)..
Ahora parece evidente que no vienen buenos tiempos. No se puede ofrecer nuevos Paraísos, mejoras del bienestar, ni tan siquiera la promesa de la satisfacción envidiosa de desposeer los bienes de los demás. Todo esto ya no es posible venderlo como estímulos para atraer a la gente a que siga nuestros pasos. La mentira se tolera hasta cierto punto.
Sin embargo no desiste el deseo de dominar a la masa, y una buena técnica parece ser tener a ésta encogida, asustada, triste, impotente y temerosa. Así se rinde mejor al “amo”.
Las satisfacciones festeras colectivas facilitan un clima que abre los caminos del deseo y la competitividad, despierta la ilusión posibilista de sentirse y creerse héroe valiente, rumboso o creativo que se ofrece al grupo como modelo de identificación en un entorno limitado y conocido. Atacar esa base es impedir sus productos. En los viejos manuales que editan y hacen circular las ideologías totalitarias, ese es uno de sus puntos aconsejados. ¿Recuerdan como ETA en sus inicios irrumpía bravuconamente estas romerías en los pueblos vascos, amargándoles sus fiestas e impidiendo el logro de sus productos? ¿Quién iba a decir a aquellos mocetones vascos – txapela incluída – de los años 70 que iban a perder su patente de indomables, nobles y fuertes para convertirse en sometidos seguidores de un vulgar Síndrome de Estocolmo?. Nada hay nuevo bajo el sol.
Los toros tienen esa base de Fiesta colectiva de grupo, de colectivo, de divertimento y de identificación con héroes – los toreros – que nos dejan un “canon” para comportamientos ante la vida. Anular la fiesta, es anular individualidades que desarrollen creatividad, que traigan innovaciones, que sublimen deseos de triunfo individual ofrecido al colectivo. Desde el miedo, solo surge la regresión a una protección de aquél-aquellos productores del mismo (los que ostentan el Poder).
Anulemos que la gente pueda divertirse, creemos miedo al placer y a la diversión colectiva, pongamos a la gente temerosa y de rodillas. ¡Ya sabemos mucho de ese efecto desde hace siglos!
3.- Atacar Madrid y sus significados.
Aviso para mentes jibarizadas: No soy madrileño ni me veo en la necesidad de defender una ciudad o un nombre que no me son propios. Pero sí reconozco que tanto a nivel social, funcional, simbólico, político y concretamente taurino, Madrid tiene una valoración referencial que va más allá del correspondiente a una ciudad.
Madrid, por su ubicación, por su historia, por su actividad es, se quiera o no, un Centro Organizador de un país que dejado a su “libre circulación” se convertiría en una locura voraz localista y periférica disparada hacia ningún sitio que termina volcándose contra sí misma. Una especie de Tiovivo de Feria averiado que solo tuviera una marcha centrífuga. La historia, para quien quiera leerla, ya nos ha dado esa experiencia.
Convertida así, en referencia de Unidad y Cohesión de cosas divergentes, puede ser usada (perversamente) o entendida (malintencionadamente) como Centro de Poder, de Mando o de Control que es la mejor coartada para un ataque cobarde respaldado de falsas percepciones y peores entendimientos.
Atacar Madrid como Centro de Cohesión, es atacar la referencia a una Ley Universal (La Ley del Padre que diría Lacan) que empuja a una convivencia compartida, complementada, y a un espíritu que impone la Tarea de Trabajo y desarrollo. Es inherente al animal humano y a su naturaleza social. Jugar a destruir estos significados es jugar a la ruleta rusa de la Fragmentación del País y poner en marcha sentimientos e impulsos de voracidad como base de una estructura social. ¿Qué hay experiencias de estas fragmentaciones y posteriores re-organizaciones relativamente estables? ¡Sí!. ¿Qué esas nuevas organizaciones ya van a tener aspectos o partes irreversiblemente escindidas? ¡También!. ¿Qué en el reajuste se van a destruirse dos o tres generaciones que no tenían ninguna intención de auto-inmolarse?, ¡Indudable! ¿Se asume esta responsabilidad histórica y humana cuando se ataca? ¡Lo dudo!
Y ahora, vamos a nuestro pequeño rincón taurino y sus consecuencias.
Madrid, Su afición, su Feria, su cultura Taurina y su plaza de Las Ventas son hoy por hoy el Punto de Referencia de mantenimiento de la Pureza de nuestra Fiesta y de la Idoneidad de sus participantes. Madrid es paso obligado de ganaderías y toreros para su clasificación. Su crítica marca la Calidad y la Pureza en este Oficio; en una palabra intenta estar lo más cerca posible de la Verdad Incierta y Peligrosa del encuentro de un hombre hábil y artista con un animal entero en su capacidad de matar a quien haga el oficio de torero.
Hoy, en España, hay muy pocas Plazas de Toros (no más de 4-6) donde se escenifique esta verdad. Lo demás son aproximaciones a espectáculos de los que se conoce el programa, los números de los artistas, un público entrenado al aplauso no a la emoción, y un relativo simulacro de la peligrosidad. Estos sucedáneos devalúan la Fiesta, la convierten en un concierto repetitivo, largo, aburrido y caro. Y se muere por estas imitaciones depreciativas.
Madrid, desde hace años se erigió en barrera y freno de estas desviaciones. Desde entonces son/somos muchos los que creemos que debe de mantener su ideología como salvaguarda de la Fiesta de los Toros.
Dejar a Madrid sin toros, sin su Feria de San Isidro, es asestar un traicionero golpe de muerte a la esencia de la Tauromaquia y dejarla en manos de vendedores ambulantes de espectáculos de ferias.
¿Contentos señores concejales?. ¡Va por Uds.!